SpaceX informó que uno de sus satélites de la constelación Starlink sufrió una falla en órbita y quedó fuera de control, lo que obligará a su reingreso a la atmósfera en las próximas semanas. La compañía de Elon Musk aseguró que el aparato se desintegrará por completo al entrar en contacto con la fricción atmosférica, descartando riesgos para la población.
El incidente fue atribuido a una anomalía que provocó la liberación del tanque de propulsión y la expulsión de fragmentos rastreables de baja velocidad relativa. Según el comunicado oficial, el satélite comenzó a girar sin control, redujo su altitud orbital y quedó en trayectoria descendente. La empresa precisó que la órbita del aparato se encuentra por debajo de la Estación Espacial Internacional, lo que elimina la posibilidad de colisiones con la plataforma.
La constelación Starlink está integrada por más de 10,000 satélites que brindan internet satelital a millones de usuarios en todo el mundo. El crecimiento acelerado de esta red ha generado preocupación en la comunidad científica por el aumento de basura espacial y los riesgos de colisiones en la órbita terrestre baja. Expertos advierten que cada pérdida de control incrementa la presión sobre un entorno ya saturado.
SpaceX subrayó que el satélite afectado permanece mayormente intacto, aunque su rotación lo hace inoperable. La compañía mantiene monitoreo constante junto con agencias internacionales para rastrear los fragmentos liberados y garantizar que no representen peligro. El caso se suma a otros incidentes recientes que han reavivado el debate sobre la necesidad de regulaciones más estrictas en el manejo de megaconstelaciones espaciales.
La caída del satélite, identificado como parte de la red Starlink, se espera en cuestión de semanas. Al desintegrarse en la atmósfera, no dejará restos que alcancen la superficie terrestre. Sin embargo, el episodio refuerza las críticas sobre la sostenibilidad de proyectos que multiplican el número de objetos en órbita y complican la labor de observación astronómica.