Cuando te amarras a tu amargura, la felicidad se amarrará en otro muelle. Que el miedo se manifiesta de dos maneras: a través de la agresividad o de la sumisión y que si se mejora espiritualmente, el mundo mejora y si uno se deja caer, el mundo cae.

Ahora sé que ser bondadoso es más importante que tener la razón. Que nunca debemos rechazar el regalo de un niño Y siempre rezar por otro, cuando no tengamos fuerzas para ayudarlo de otra manera. 

Aprendí que el dinero no compra el amor. Que  bajo   la coraza más dura estás  alguien que necesita  ser apreciado, amado. Y que si El Señor no hizo todo en un día, que me hace pensar que yo sí puedo.

Ahora sé que si planeas vengarte dejas que continúen hiriéndote.  El amor y no el tiempo cierra todas las heridas. Nadie es perfecto hasta que se enamora. Y que las oportunidades nunca se pierden, otro  tomará la que dejaste pasar. Comenzar algo es difícil, la  pereza pone excusas, pero una vez que empezamos  todo fluye. 

Entregar amor a todos, es mi mejor arma. Deseo compartirla. Todos tenemos capacidad de Amar, pero algunos no lo sabemos, igual ignoramos  que  cuando la mente se aquieta, encontramos la Paz. 

Reír es saludable,  ser alegre es contagioso y como seres humildes somos más grandes y poderosos. 

A mis 90 años aconsejo no dejar pasar la vida sin dar amor. Yo la he vivido sin cansarme  de dar amor. El Amor es nuestro sostén y fervientemente creo que todas las mañanas Dios nos muestra Su Sonrisa.

(Trascripción del inglés de un texto que se atribuye  a un nonagenario sabio y feliz). 

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