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Llegó fin de año y con ello el aguinaldo. Es momento de jubilar a los gadgets viejos para adquirir las versiones recientes. Opciones hay muchas, pues Apple, Samsung, Motorola, Oppo, Xiaomi, Lenovo, ZTE y Vivo han actualizado sus catálogos.

No obstante, luego de lo sucedido con ZTE, Motorola y Samsung, marcas que bloquearon (los últimos dos luego recularon a petición de Profeco) equipos obtenidos en el mercado gris, surge la preocupación: ¿qué asegura que un producto no provenga de este tipo de comercio?

La respuesta son las certificaciones de producto. De entrada, la Profeco sugiere verificar que los productos cuenten con la etiqueta NOM 024 SCFI, que transparenta información del producto en el empaque.

Para comprobar esto, en el caso de una compra física, estos datos vienen en una etiqueta adherida a la caja de un dispositivo al lado las siglas NOM, siglas de Norma Oficial Mexicana, lo que certifica que el producto fue evaluado y pasó las pruebas necesarias para comercializarse en el País.

En cambio, si la transacción fue a través de una tienda en línea, hay que asegurarse de comprar directamente en distribuidores oficiales, como el canal oficial en México de una marca.

Todo bien con ello, pero ¿quiénes están detrás de la certificación?, ¿para qué sirven? Para responder a estas interrogantes consultamos a Carlos Eduardo Limas, experto en certificaciones de organizaciones como la Asociación de Normalización y Certificación (ANCE) y Normalización y Certificación (NYCE).

Partamos de lo básico, ¿qué es una NOM y para qué sirve?

Son regulaciones técnicas de observancia obligatoria en México. Sirven para que una persona, al comprar un gadget o electrodoméstico, sepa que el dispositivo pasó pruebas de seguridad y funcionamiento.

¿Qué clase de pruebas y quién las hace?

En México existe un organismo llamado Entidad Mexicana de Acreditación, encargado de licenciar a empresas que se dedicarán a realizar certificaciones de productos, en este caso gadgets.

Existen compañías encargadas de vigilar distintas normativas, conocidas como Organismos de Certificación de Producto (OCP), en el caso de dispositivos eléctricos y electrónicos las más populares son ANCE y NYCE.

Estas cuentan con laboratorios de pruebas por las que atraviesa un smartphone o un refrigerador. En el caso del teléfono, el test más común es verificar que funcione en las bandas que admite México, como 2.4 hasta llegar al 5G.

En el caso de un electrodoméstico, verifica el nivel de eficiencia energética y que cumpla lo que el fabricante indica en sus documentos. Por ejemplo, asegurar que un equipo que dice consumir 100 voltios efectivamente requiera de esa cantidad y no más o menos.

Entonces, ¿cómo se involucra el gobierno mexicano en la regulación?

A través de las NOM. Por ejemplo, en el caso de los gadgets y línea blanca es la Secretaría de Economía quien emite estos lineamientos.

Para dispositivos como celulares, tabletas y smartwatches existe la NOM-001-SCFI-2018, que vigila que los aparatos sean seguros. En electrodomésticos, existe la NOM-003-SCFI-2014, también enfocada en medidas de seguridad.

Qué pasa con los productos importados, ¿cómo se determina cuál NOM aplica a los productos?

Se determina a través de las fracciones arancelarias, un sistema de identificación de mercancías a nivel mundial que ofrece información para que cada país conozca qué producto está llegando a través de la aduana.

Al identificar el producto se aplica la norma correspondiente.

Si existen organismos regulatorios y una normativa bien establecida, ¿cómo es que hay mercado gris?

Este problema es complejo y multifactorial. Sin embargo, existen vacíos legales en la Ley de la Infraestructura de la Calidad a los que recurren los agentes aduanales para no tener que certificar los productos que arriban al País.

Entre los más populares tenemos la división de envíos, es decir, enviar un gran lote de mercancías en diferentes pedidos más pequeños. En algunos casos esto los exime de pasar por un OCP.

Otro ejemplo es la entrada de productos que rebasen una cantidad monetaria específica, digamos, debajo de los mil dólares, por lo que esta mercancía no se certifica para acelerar el trámite de llegada.

Y tercero, que una empresa importe un producto y asegure que es de uso personal o para sumarlo a su compañía, cuando en realidad tiene planeado venderlo.

Cabe aclarar que son conductas observadas en aduanas, pero no representan a todo el gremio, porque de hecho hay compañías del giro que exigen certificaciones sin tomar en cuenta las estrategias antes mencionadas.

¿Qué pasa si un producto que llega a México no cumple alguna NOM?

Los OCP como ANCE y NYCE realizan un análisis técnico donde identifican las desviaciones, o sea, los incumplimientos. Estas se le comparten al cliente y es él quien se encarga de corregir el problema.

El producto no se comercializa en México hasta que se certifique.

¿Cómo ocurre el proceso de certificación desde que inicia la fabricación hasta que el producto llega a manos del cliente?

Básicamente, el importador realiza un despacho aduanal, proceso complejo que en términos simples consiste en buscar quién traslade la mercancía al País desde donde se encuentre y quién verifique sus productos.

Una vez que un lote de mercancías llega a México, el agente aduanal proporciona la fracción arancelaria para asignarle una NOM, luego la OCP recoge una muestra que analiza en el laboratorio.

Derivado del análisis se genera un informe y si el producto cumple, entonces el OCP genera el certificado. El documento se comparte a la aduana para constatar que el producto cumple con las especificaciones como marca, modelo, número de serie, y se despachan las piezas restantes del lote para su venta.

Con información de Agencias