-Excelente en el cierre de su primer año
-El color morado y la lucha feminista
-Interesante enfoque hacia la niñez
ALFA-OMEGA
Impresionante giro presidencial la Noche del Grito y el discurso matinal, previo al Desfile
Militar. Histórica presencia, en el balcón central de Palacio Nacional. Firme apoyo popular, a la Presidenta, por su empatía con la Mujer, que no había demostrado.
A quince días de cumplir un año como Primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, con sencillez, segura de sí misma, sin titubear, desde el primer grito de “viva” resonó fuerte su voz y los nervios no la traicionaron.
Lanzó vítores a las heroínas, a las indígenas, a las hermanas migrantes. Mencionó a La Corregidora por su nombre completo de soltera: Josefa Ortiz Téllez Girón. Dejó de ser Josefa Ortiz de Domínguez, La Corregidora.
Citó a Leona Vicario, quien nunca firmó “de Quintana Roo”. Estuvo casada con Andrés Quintana Roo.
¿Entenderán los pocos políticos-políticos que hay, así como los arribistas a las nóminas oficiales, el significado que eso encierra?
Los nombres de Gertrudis Bocanegra y Manuela Medina “La Capitana”, dos de las mujeres que ofrendaron su vida en el Movimiento de Independencia, sonaron extraños a todos. Primera vez pronunciados, en la ceremonia conmemorativa del inicio de la lucha encabezada por el Cura Miguel Hidalgo.
La presencia de la mujer, tanto de la Defensa Nacional como de Marina, fue mayoritaria en esta ocasión. Las vimos desfilar a pie, en caballo y en los tanques. Otro sello claudista.
CEREMONIA FUERA DE SERIE
Es obligado, en este comentario periodístico, señalar que no estoy echando al vuelo las campanas y me vuelvo halagador de la Presidente Sheinbaum Pardo, a quien, he criticado por no dar una firme e histórica muestra de empatía con las mujeres y cumplir los aberrantes caprichos para imponer reformas constitucionales en perjuicio de los mexicanos.
Vimos en las pantallas de la televisión, desde el momento en que caminaba, llevada de la mano por su esposo, a una mujer elegante y discreta con su vestido artesanal. Se detuvo frente a la escolta militar, saludó a la bandera y recibió el lábaro patrio.
(Al conversar con mujeres y hombres de la Tercera Edad, así como con algunos jóvenes, expresaron que la Presidenta mostró principios de la personalidad que le corresponde, históricamente. Despertó optimismo al hacer un cambio en el timón, un paso que debe continuar en su misión y para bien de 130 millones de mexicanas y mexicanos).
La Plaza de la Constitución, nuestro hermoso Zócalo, estaba pletórica de mujeres, hombres, jóvenes y niños, que soportaron la lluvia. Permanecieron hasta terminada la exhibición de los fuegos artificiales. Gozaron el espectáculo, lanzaron sus vivas, aplaudieron a la presidenta y muchas de esas familias retornaron horas después para presenciar el Desfile Militar.
22 VIVAS Y 33 CAMPANAZOS
La escolta militar integrada por seis mujeres Cadetes del Heroico Colegio Militar permaneció firmes, mientras la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas encaminaba sus pasos hacia el Balcón Central, recién remozado por el equipo de la maestra Adriana Castillo Román.
Con el asta, en ambas manos, ondeaba la bandera. Sonriente y con su cabellera rematada con un chongo, la Presidenta esperó menos de un minuto para comenzar su arenga.
Pasos atrás se mantuvo de pie el esposo de la Presidenta, Jesús María Tarriba Unger, quien sufre terribles dolores de espalda y no quiso usar una silla de ruedas.
Entre las 22 vivas que pronunció Claudia Sheinbaum Pardo, ocho fueron referidas a mujeres. Muy significativo el detalle, que lo interpreten quienes saben leer entre líneas.
Alternadamente hizo mención a Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Ignacio Allende y Vicente Guerrero.
Capítulo especial a las heroínas anónimas, a éstas y a los héroes que nos dieron Patria, a las mujeres indígenas, a los hermanos y las hermanas migrantes.
Vitorear a la michoacana Gertrudis Bocanegra (María Gertrudis Teodora Bocanegra Lazo Mendoza) y a Manuela Medina (María Manuela Medina o Molina) “La Capitana”, sorprendió a todos.
Terminada esa parte, tiró del cordón de colores patrios e hizo sonar hasta 33 veces la campana, la que 215 años antes estuvo en la Parroquia de Dolores y cuyo sonido era un llamado a los lugareños, lo hacía el Padre Hidalgo.
Por cuarta ocasión la escolta estuvo integrada por mujeres, Cadetes del Heroico Colegio Militar; en los tres últimos años del presidente Peña Nieto, también mujeres le acompañaron en la ceremonia. En 2018, mujeres Cadetes del Colegio del Aire.
Esta vez la abanderada fue la mexiquense Jennifer Samantha Torres Jiménez y tres oaxaqueñas: Samira Michelle Delgadillo Chávez, Andrea Carvajal Audelo y Yatzelany Gallegos Ortiz, la tapatía Itzel Saraí Martínez Toscano y la defeña Karla Paola Guevara Pérez.
El matrimonio presidencial admiró el colorido que se desprendía de las figuras de fuegos artificiales, permaneciendo en el balcón hasta las 23:21 del lunes 15 de septiembre.
Como se anunció, no hubo invitados. Ni brindis, ni cena. Una muestra de auténtica austeridad republicana.
EL COLOR MORADO Y EL FEMINISMO
La Primera Presidenta de México lució una combinación elegante, falda tableada hasta los tobillos y blusa de manga larga, destacando el color morado, que es “símbolo icónico” de las luchas feministas, desde principios del Siglo XX.
El diseño del vestido artesanal, estuvo a cargo de Thelma Islas Lagunes y Chrystel Martínez Torres. El bordado nahua de flores lo hizo Virginia Verónica Arce Arce y la confección quedó a cargo de Rocío Castro Cruz. Coincidencia, las cuatro de origen tlaxcalteca.
Doña Claudia Sheinbaum Pardo reveló con sus prendas, con suma discreción, su vocación feminista y ello me motivó para reportear sobre ese detalle, digno del comentario periodístico.
El origen de elegir el color morado o violeta está en un suceso del 25 de marzo de 1911, cuando un incendio arrasó la fábrica de ropa donde laboraba un considerable número de mujeres. Los hechos sucedieron en Manchester, al noroeste de Inglaterra.
Precisamente en el Reino Unido entre los años 1903 y 1917 una mujer y sus hijas realizaron una lucha por la igualdad de derechos y fundaron la Unión Social y Política de las Mujeres.
Emmeline Parkhurst con sus hijas Christibel y Sylvia “asociaron el color morado con la nobleza y la sangre real que fluye en las venas de cada mujer luchadora por el voto”.
Cuentan que el humo que salía de la fábrica era de color morado, sin dar mayor explicación y lo adoptaron como símbolo de “resistencia y solidaridad” para recordar a las 146 trabajadoras que perdieron la vida.
De tal suerte que el morado o violeta se convirtió en emblema femenil y se encuentra en ropa, carteles, accesorios de mujeres e inclusive en maquillaje y tinte de cabello.
NIÑAS Y NIÑOS “MILITARES”
En la transmisión televisiva del Desfile Militar 2025 atrajeron la atención las entrevistas que, en plena vía pública, hicieron los reporteros.
Generalmente hemos oído que los niños quieren ser bomberos, otros aviadores, algunos dicen “voy a ser médico” y no faltan los prodigios que gustan de las actividades artísticas. El Papa León XIV jugaba a “presentar la misa”, con su hermano menor. Mi hija Claudia a los 4 años de edad, “empezó a dar clases” y se convirtió en una verdadera apostolada a lo largo de más de 30 años.
Bueno, en el curso de las narraciones que hacían al paso de las y los militares y marinos, los reporteros acercaban el micrófono a pequeñitas e infantes que vestían ropa imitación de los uniformes militares.
Todos al ser interrogados, respondieron que les gustaría ser soldados, quisieran entrar al Ejército para servir a México. Esbozaban sonrisas y causó buena impresión, no recuerdo que en ocasiones anteriores se hubiesen programado entrevistas.
jherrerav@live.com.mx