La comunidad de Cerocahui, Chihuahua, mantiene vivo el recuerdo de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín César, a tres años de que fueran asesinados junto al guía de turistas Pedro Palma.

La Compañía de Jesús en México informó la celebración de dos misas conmemorativas por el tercer aniversario luctuoso de los curas.

La comunidad rarámuri de Chihuahua recuerda con cariño a los padres ‘Gallo’ y ‘Pato’, de quienes celebran “su vida después de la muerte”.

Para nosotros ellos siguen vivos: están entre nosotros, danzan con nosotros, comen con nosotros”, dicen.

La Universidad Iberoamericana sostuvo que a tres años de los asesinatos, el denominado ‘caso Cerocahui‘ sigue representando una herida abierta que duele a la Compañía de Jesús y a la sociedad en general.

El rector Luis Arriaga Valenzuela indicó que este aniversario luctuoso es también una invitación a “poner los ojos en la Sierra Tarahumara” y el problema estructural de violencia que existe en México.

Por su parte, la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos reiteró su solidaridad con las familias de las víctimas, así como con la Compañía de Jesús.

Asesinatos en Cerocahui
El 20 de junio de 2022 los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados al interior de la parroquia de San Francisco Javier, en Cerocahui, Chihuahua.

Habían presenciado el homicidio de un guía de turistas llamado Pedro Palma, quien momentos antes ingresó al lugar en busca de auxilio.

José Noriel Portillo, mejor conocido como ‘el Chueco‘, fue identificado como el responsable de los asesinatos.

Casi un año después de los asesinatos el cuerpo de ‘el Chueco’ fue hallado en Choix, Sinaloa. Presentaba un disparo por arma de fuego en la cabeza, aunque en la escena se contabilizaron 16 casquillos percutidos de R15.

Las muertes de los religiosos despertaron la condena de organizaciones civiles y la comunidad jesuita en México.

El entonces presidente Andrés Manuel López Obrador prometió una investigación “a fondo” y ofreció una recompensa por el presunto homicida, pero también criticó a la Iglesia y a la comunidad jesuita por denunciar la violencia en México durante su Gobierno.

Con información de López-Dóriga Digital