-Con la alternancia PANista se inició el declive.
-Regresaron los PRIistas e imperó la corrupción.
-Siete años de inseguridad, violencia y destrucción.
Rafaga
En México se vive una etapa especial, después de setenta años de ser gobernado por hombres de un solo partido político. Hoy jefaturado por una mujer sujeta a las órdenes de su antecesor.
Al iniciarse el Siglo XXI, desplazado el PRI del poder, se habló de la Alternancia Presidencial, al ganar, consecutivamente, en las urnas dos candidatos del Partido Acción Nacional.
Dividido, desarticulado y maltrecho en su estructura nacional, retornó el PRI a la residencia de Los Pinos.
Los simpatizantes del tricolor pronto se dieron cuenta de que iban a un fracaso más. Un candidato sin experiencia política y carente de equipo, dio margen a la corrupción y se perdieron más posiciones.
A un persistente tabasqueño que hizo campaña en 2018, tras dos derrotas, llegó a la Presidencia de la República e impuso su personal forma de gobernar. No cumplió con lo prometido en sus campañas, se rodeó de “gente de confianza, con 10 por ciento de experiencia”. No le dio tiempo para arrasar con el País, pero heredó sus ocurrencias mañaneras.
Estábamos celebrando el Bicentenario de la República, los Doscientos Años de Independencia, Democracia y Revolución, cuando el tabasqueño decidió imponer a su sucesora, una científica universitaria, sin la preparación requerida para gobernar uno de los Países más importantes del mundo.
Arrolló en las urnas, pero la tienen atada de manos y cubriéndole, auténticamente, las espaldas a su antecesor. Ella no goza de la popularidad que le hacen creer que tiene, al acarrearle pueblo a sus giras por la República.
ESTAMOS EN LAS BODAS DE PLATA
Le tocó a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo el año 25 de la centuria caracterizada por la revolución causada por los teléfonos celulares, los aparatos que nos dan la inmediatez en las comunicaciones, en los avances cibernéticos, en los días de la Inteligencia Artificial, de las acciones, presiones y amenazas de un empresario que repite como presidente de los Estados Unidos de América.
Pues bien, México, no tiene mucho o nada que celebrar en el 2025.
De hecho, no hay fiesta. No hay chambelanes. No es tiempo de despilfarros.
De la frivolidad, en el 2000, pasamos en el 2018 a la improvisación, la corrupción, la destrucción, el desmoronamiento constitucional y la desaparición de las instituciones de contrapeso a los abusos, errores y desviaciones de los gobernantes.
He aquí el comentario periodístico, mediante una breve síntesis de lo registrado en lo que va del Siglo XXI, en este hermoso País con más de 130 millones en el Padrón Nacional y muchos millones radicados fuera de tierras aztecas.
DERROTA ANUNCIADA DEL PRI
La dupla Porfirio Muñoz Ledo-Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al salirse del PRI o ser expulsados del invencible, no solo iniciaron una abierta lucha democrática, sino que marcaron el comienzo de fracturas internas que culminaron en 1997, un paso más en la debacle del partido fundado con 1929 como PNR, transformado en 1939 en PRM y finalmente PRI, a partir de 1946.
Los dos crearon la Corriente Democratizadora, dentro del PRI; Cuauhtémoc fue abanderado del Frente Nacional Democrático en su primera campaña para Presidente de México. El Partido de la Revolución Democrática lo llevó al triunfo en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y de 40 Distritos electorales, los perredistas solo perdieron dos.
La lucha interna en las filas del tricolor, principalmente entre Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo Morales, presidente y secretaría general del comité nacional, logró su propósito: el desplazamiento total del PRI.
GOBERNÓ UN MATRIMONIO
Como resultado del nulo apoyo al candidato del PRI, a la Presidencia de la República, después de una frívola campaña político-electoral, el empresario refresquero Vicente Fox Quesada se impuso en las urnas el domingo 2 de julio de 2000.
Terminó el período de diez décadas de los triunfos del PRI. El primero fue con la candidatura del General e Ingeniero Pascual Ortiz Rubio, en 1930.
Se le llamó “Alternancia en el Poder” a la llegada de un PANista a Palacio Nacional, que como autoregalo de cumpleaños cruzó sobre su pecho la banda tricolor. Nunca cumplió con su promesa de hacer un cambio radical en el gobierno, sí lo hizo al sacar del PRI de la residencia de Los Pinos.
Su sexenio se caracterizó por la presencia de su esposa, a partir de julio de 2001, Martha Sahagún. Ella fue su jefa de Prensa desde Guanajuato. El amor los unió. Los hijos de la michoacana se dieron vuelo con los negocios, convirtiéndose en millonarios.
Es el único sexenio en que México estuvo gobernado por un matrimonio. Vicente Fox reconoció que su esposa también mandaba. No Alternancia, sí Matriarcado.
Los pleitos internos en el derrotado partido tricolor, dejó de ser invencible, en el 2006 el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado se impuso como candidato PRIista y, perdió al igual que su paisano de Macuspana, apoyado por el PRD, que no aceptó la derrota.
El triunfador fue Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, contra la voluntad de su correligionario Fox Quesada. Comenzaba “La Trágica Docena Azul” con una guerra contra los narcotraficantes, batalla sin pies ni cabeza, dejando, el suelo mexicano, tinto de sangre humana.
Me han dicho que ese combate frustrado, iniciado en Michoacán, obedeció a petición del gobernador Lázaro Cárdenas Batel que estaba acosado por la delincuencia organizada.
Mientras tanto, el perredista derrotado alteró la vida en la Ciudad de México. Instaló campamentos en las principales e importantes avenidas y un plantón en el Zócalo. Hizo su gabinete y “le tomaron protesta como Presidente de México”, colocándose la banda presidencial, de manos de la hoy fallecida Rosario Ibarra de Piedra.
Llegamos al tercer sexenio del Siglo XXI. Personajes de la política nacional y Televisa fijaron sus ojos en Enrique Peña Nieto, político pueblerino que se inició como empleado burocrático en 1993. Le hicieron intensiva campaña y el joven gobernador asumió la Presidencia de la República.
Sin la más mínima experiencia política, desconocido entre los verdaderos políticos, sin un programa ni equipo de experimentados colaboradores, tomó posesión y la corrupción sexenal cobró auge con Luis Enrique Miranda Nava, su compadre, y su materia gris Luis Videgaray.
Los mexicanos soportaron todo. Hoy, Peña Nieto vive en España, con grandes lujos, que nunca imaginó tener al salir de Atlacomulco, Estado de México. Ni él ni sus principales cómplices han recibido un citatorio judicial.
El persistente tabasqueño sufrió su segunda derrota, pero hizo válido el dicho de la tercera es la vencida, pues para conseguir sus propósitos presidenciales en 2014 fundó el Movimiento de Regeneración Nacional, convirtiéndolo en partido político con las siglas MORENA, a la denominación popular de la Virgen de Guadalupe. Con ello dio un golpe sentimental.
Durante seis años, oficialmente, se dedicó a “gobernar” a través de la televisión y en el Salón de la Tesorería, en Palacio Nacional, montó un estudio televisivo para transmitir el programa “La Mañanera”, dedicado a lanzar cargos a todo mundo, sin mostrar prueba alguna de sus acusaciones como tampoco denunciar los hechos ante la autoridad correspondiente.
Injurió a toda persona que se le vino a la mente. Gozaba injuriar a la gente, a descalificar a la clase media, a cancelar las obras del nuevo Aeropuerto Internacional, a destruir la Administración Pública y desaparecer la División de Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Imperó “nada de que la Ley es la Ley”.
El año de las Bodas de Plata se cierra con la imposición de Claudia Sheinbaum Pardo como titular del Ejecutivo Federal. Atada de manos, impedida para oponerse al tabasqueño, está dedicada a cumplir con las órdenes que da su antecesor.
La violencia criminal no cede. La inseguridad nacional persiste. La inflación crece cada día y se refleja en los precios de productos alimenticios en los tianguis, mercados sobre ruedas, supermercados y el gobierno habla de una economía boyante.
Claudia Sheinbaum Pardo no entiende que debe encargar a sus colaboradores, cuando se requiera, que hablen por ella. Ponerse al tú por tú con el abogado de Ovidio, es protagonismo tabasqueño.
Una vez más nadie respaldo a la Primera Presidenta. Luis María lo hará cuando desde Palenque se lo ordenen. Los líderes camerales se automarginan y súmele la serie de problemas que confronta ante las amenazas de Donald Trump.
Hasta este día, el único que no habla, ni se aparece, es el Secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente Ramírez. Es probable que padezca alguna enfermedad y esté recluido.
jherrerav@live.com.mx