Durante años, el arco compuesto fue el gran ausente de los Juegos Olímpicos. A sus referentes les decían que no era una modalidad suficientemente global ni popular. Pero la mexicana Andrea Becerra y la colombiana Sara López no bajaron los brazos. Hoy, con la confirmación de su inclusión en Los Ángeles 2028, se alistan para disputar el mayor escenario deportivo del planeta.
Antes de esa cita histórica, ambas competirán en la Copa del Mundo de Tiro con Arco, que se celebrará del 8 al 13 de julio en Madrid, en un nuevo capítulo de una rivalidad que también es sinónimo de respeto y evolución para su disciplina.
Sara López, pionera colombiana de 30 años, suma más de 100 títulos internacionales, 9 campeonatos mundiales y 5 récord Guinness, pero aún conserva un anhelo: la medalla olímpica. “Toda la vida me dijeron: ‘tu arco no está incluido, tal vez en el siguiente ciclo’. Llegó un punto en que nos cansamos de esperar”, relató a EFE.
Ahora, con el arco compuesto integrado al programa olímpico en la categoría de equipos mixtos, la ilusión es tangible. “Es un orgullo formar parte del grupo de arqueros que permitió este cambio”, afirma López, actual número 4 del Mundo.
Del otro lado del blanco está Andrea Becerra, número uno del ranking internacional, con apenas 24 años y una proyección imparable. “Se siente una gran responsabilidad, pero vamos por muy buen camino. Estaremos listos para conseguir esa medalla en Los Ángeles”, aseguró la mexicana, decidida a llevar el Oro a casa.
Ambas arqueras coinciden en que la modalidad mixta ofrece el mejor escaparate para el arco compuesto. “Compartir la presión con un compañero convierte todo en algo más llevadero y, por qué no, más divertido”, reflexionó Becerra. López coincide: “La magnitud del evento le agrega presión, pero saber que no lo enfrento sola me da tranquilidad”.
Más allá de la puntería, el desafío también es económico. El arco compuesto, con su tecnología de poleas, miras telescópicas y mecanismos de precisión milimétrica, puede superar los 9 mil dólares en equipamiento completo. Las flechas, con puntas de tungsteno, suman otros miles. “Para competir al más alto nivel, necesitas el mejor equipo y renovarlo con frecuencia”, explicó Becerra.
Con la mira en 2028, la presión también recae sobre las federaciones nacionales, que deberán ajustar presupuestos para apoyar de forma equitativa al recurvo y al compuesto. “Por fin, ambos comparten importancia”, afirma López.
Mientras tanto, Madrid será el próximo campo de batalla para estas 2 figuras del arco compuesto. Rivalidad, respeto y legado cruzan sus trayectorias, con el blanco final cada vez más cerca: una medalla olímpica en Los Ángeles 2028.
EFE