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Una celebración a la naturaleza es la propuesta que hace la pintora María Sada en su exposición individual Biofilia. Arte y naturaleza, la cual permanece en el Museo Nacional de Arte (Munal), las cual reúne cerca de 70 piezas que incluyen pintura, escultura, fotografía y artes decorativas.

Durante un conversatorio, realizado el miércoles, la artista dijo que el naturalista y explorador Alexander von Humboldt es una de sus grandes influencias y fuente de inspiración. La muestra se refiere al término acuñado por el biólogo estadounidense Edward Wilson en 1984 para referirse a la relación innata del hombre con la naturaleza, como la esencia misma de nuestra humanidad. “Es un concepto que intento difundir con mi trabajo”, dijo.

Agregó que esta biofilia es el hilo conductor de la exposición en la que su pintura dialoga con la obra de autores como José María Velasco, Gerardo Murillo Dr. Atl, Joaquín Clausell y otros maestros.

“Espero que la vean como una celebración a la naturaleza, que siempre me ha conmovido y la he apreciado, aún más luego de mi primer viaje a los bosques tropicales. Como restauradora, descubrí que los paisajes de los cuadros fueron hechos con un cuidado enorme. Mi pintura es una forma de respeto a los animales y a la naturaleza”, señaló.

El jefe de curaduría del Munal, Héctor Palhares, señaló que el diálogo que sostiene la expositora con autores de la colección del Munal permite que su obra obtenga una resignificación, una manera de hablar propia desde el bastión del siglo XXI. “No se trata de una exposición con dogmatismos porque este tipo de temas nos rebasa”, aseveró.

Recordó que el siglo XIX tuvo una mirada cientificista, ilustrada, y esta idea acompañó a una gran generación de artistas viajeros, testimoniando paisajes coloridos. Luego aparecieron el impresionismo francés y las vanguardias del siglo XX.

“María Sada es continuadora de estas escuelas —afirmó el curador—. Su pincel posee un preciosismo extraordinario que nos recuerda a los pintores flamencos del XVII y por sus matices metódicos a los pintores viajeros del XIX”.

Añadió que en la obra de la artista se condensan muchos tiempos, voces y sensibilidades que nos llevan al bastión del arte contemporáneo de la belleza, una belleza no como mero goce estético o contemplativo, sino de reconciliación, de volver a mirar, de volver a atender su entorno, comentó.