La buena vida…
No dudemos que serán jóvenes conscientes, preocupados y comprometidos quienes con su buena voluntad nos entusiasmaran a los mayores para que salvemos a nuestro deteriorado planeta.
Esto lo escribió Marilyn Ferguson, autora del libro “La Revolución de Acuario, en el cuál comenta: “La evolución individual conducirá a la evolución colectiva”.
Esto coincide con lo que escuche de labios del doctor Wayne W. Dyer en una charla grabada, sobre la cuál transcribo lo siguiente:
“Del mismo modo que el estado de tu vida es un reflejo de tu estado mental, el estado del mundo es un reflejo de nuestro estado mental colectivo.
“El universo en que vivimos es copia exacta del universo de nuestro interior. Así como la vida personal es el reflejo de su estado mental, el panorama mundial obedece al estado mental de los habitantes de este planeta.Todo cuanto nos rodea en este mundo físico es el resultado de los pensamientos que surgen en la mente de cada uno de nosotros.
“Partiendo de este principio comprenderemos que nosotros mismos somos capaces de crear un mundo ideal o aniquilarlo. El universo en que vivimos funciona exactamente igual al universo que existe en nuestro interior”
Dyer, autor de “Tus Zonas Erróneas”, “Tu Yo Sagrado”, “Evite Ser Utilizado” y una decena de libros más, muy leídos en los últimos años, analizaba en esta cinta, con un lenguaje común, como podemos convertirnos en hacedores de milagros para curar el planeta o aniquilarlo con nuestro pensamiento.
Así Dyer coincide con la señora Ferguson; “El mundo tal como lo vemos es resultado de lo que hemos construido a través de nuestros pensamientos”.
También Ferguson en su libro “La Conspiración de Acuario”, hace mención sobre el amanecer del Renacimiento con una referencia a Pico de la Mirándola, mágico personaje italiano de la época medioeval, quién concebía lo siguiente:
“En cuanto hacedor y moldeador de ti mismo, puedes revestirte, con honor y libertad de elección; Tendrás el poder de encarnarte en formas de vida inferiores o tendrás el poder, en virtud del discernimiento de tu propio espíritu, de reencarnar en formas más elevadas.
Y continúa Fergurson:
“Desde entonces se discutía sobre si era buena o mala nuestra naturaleza. Hoy, en cambio, la ciencia acepta que el cerebro y el comportamiento humano son de tal plasticidad que a pesar de sentirnos miedosos, hostiles y estar a la defensiva, reconocemos nuestra capacidad de trascendencia.
“Así que aquellos incrédulos de un cambio social inaplazable, no son optimistas con respecto a la naturaleza humana. Confían mas en el proceso transformativo, que en la plasticidad de nuestro cerebro y conciencia para una evolución individual que conducirá inminentemente a una evolución colectiva”.