Jesús Te Ampare

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XALAPA, VER. 27 08 2025.- Una tarde-noche en la explanada de la Secretaría de Gobernación, le pregunté a Don Julio Scherer cómo entendía al Periodismo.

Giró su cuerpo hacia mí y levantó la mano derecha, y con el índice firme, respondió:

“Mire, el Periodismo es una pasión sin reposo que exige una información constante y sin pausas, defendiendo la Libertad de Expresión y las Libertades Públicas en general, incluso ante los ataques y los golpes que buscan cesar las críticas de un medio de comunicación”.

Don Julio fue un líder y un ícono del Periodismo que impulsó la defensa de las Libertades Públicas en general, y de la Libertad de Expresión en particular, incluso frente a los atentados y golpes de Poder.

Es importante especificar que la Libertad de Expresión no es un privilegio exclusivo de los Periodistas, sino un Derecho de la Sociedad.

Cuando se persigue judicialmente a quienes informan, se debilita el acceso ciudadano a la verdad y se empobrece el debate democrático.

México atraviesa un momento crítico en materia de Lbertad de Expresión.

De acuerdo con la organización internacional Article 19, en los primeros siete meses del año se han registrado 51 casos de hostigamiento judicial contra Periodistas y medios de comunicación.

Es una cifra sin precedentes que refleja no solo la precariedad de las garantías para ejercer el Periodismo, sino también el uso cada vez más sistemático del aparato judicial como herramienta de silenciamiento.

El acoso judicial no necesariamente se manifiesta en actos espectaculares o visibles.

Por el contrario, opera con frecuencia desde los márgenes legales: demandas por daño moral, denuncias penales infundadas, citatorios sin sustento, o procedimientos administrativos prolongados que buscan desgastar física, emocional y económicamente a quienes investigan y difunden información de interés público.

Es lo que especialistas denominan “litigio estratégico contra la participación pública” (SLAPP, por sus siglas en inglés), una práctica diseñada para inhibir la crítica y limitar el ejercicio periodístico independiente.

El incremento de estos casos no puede entenderse como un fenómeno aislado. Responde a un contexto nacional donde la estigmatización del periodismo crítico -ya sea desde el poder político, económico o incluso desde sectores de la ciudadanía- ha erosionado la legitimidad de la labor informativa.

En este escenario, los recursos legales, lejos de ser utilizados para la impartición de justicia, se transforman en mecanismos de control y censura indirecta.

Resulta alarmante que muchos de estos casos involucren a autoridades o funcionarios públicos, quienes, en lugar de rendir cuentas y respetar la transparencia, recurren a los tribunales para acallar investigaciones incómodas.

Esta tendencia no solo pone en riesgo a periodistas en lo individual, sino que genera un efecto inhibidor generalizado, en el que otros comunicadores optan por la autocensura como mecanismo de protección ante la amenaza legal.

La situación exige una respuesta institucional clara y contundente.

No basta con discursos de compromiso con la Libertad de Prensa; se requieren acciones concretas, como la creación de salvaguardas legales contra litigios abusivos, el fortalecimiento de mecanismos de protección a Periodistas, y una reforma profunda al sistema judicial para garantizar su independencia y evitar su captura por intereses particulares.

Proteger el Periodismo Libre es, en última instancia, defender el derecho de la sociedad a saber.

Sin Libertad de Expresión, ni hay Periodismo ni hay Periodistas.

ceciliogarciacruz@hotmail.com