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Por: Jorge Herrera Valenzuela

Ráfaga

(México nos necesita a TO2 unidos. Es prioritario).

Desde el momento en que termina de rendir protesta y asumir el cargo de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, automáticamente el hombre queda investido con la responsabilidad, personalidad e institucionalidad constitucional.

Es el gobernante de un gran país, es la voz de millones de seres, es el coordinador del desarrollo nacional. Por ello durante décadas tuvo un verdadero equipo de ayudantes civiles y militares, responsables de su seguridad, de la salud y de sus desplazamientos fuera del despacho en Palacio Nacional.

Entiendo que el actual Jefe del Poder Ejecutivo Federal determinó actuar con un estilo muy personal. Desapareció el Estado Mayor Presidencial, equivalente al Secret Service que debe responder por la vida del presidente de Estados Unidos de América. Creó su propia “ayudantía” con civiles sin experiencia en esa labor y los ha ido colocando en cargos administrativos e inclusive una de las ex de ese equipo figura como candidata a gobernadora.

 El arrollador resultado del 2 de julio de 2018, el decir que su guardia era el pueblo “bueno y sabio”, el imponer sus “conferencias mañaneras”, el no usar el cubrebocas desde el inicio de la pandemia y su permanente lanzamiento de acusaciones, dividiendo a los mexicanos, le mantiene un cierto nivel de popularidad. Sin embargo margina todo lo que es la custodia del Presidente de la República Mexicana.

SU CONTAGIO PANDÉMICO

La mañana del lunes se difundió, dentro y fuera de nuestras fronteras, que el Presidente de México dio positivo en la prueba del COVID 19 y que se recluía en su departamento de Palacio Nacional. Se instaló un servicio médico permanente y fue acompañado por su esposa. Tanto él como ella hicieron saber que no era grave el caso y la sintomatología presentaba un cuadro leve.

Aquí mi comentario, sin ánimo de provocar polémica. ¿Por qué fue él quien difundió la noticia? Supongo que tiene un equipo de Comunicación Social, cuyo titular también está contagiado, pero hay más personal. ¿Por qué no fue el Subsecretario encargado del combate a la pandemia el que hizo saber sobre lo ocurrido a su jefe?  

De acuerdo con lo que se ha dicho, la persona contagiada, se entera de ello al tener temperatura, tos, dificultades para respirar, cansancio. Para que eso ocurra pasan de tres a cinco días, después de ser víctima del virus y la persona se convierte en contagiadora. En el caso del político tabasqueño, seguramente el contagio lo contrajo en alguna de sus giras de fin de semana o alguna de las reuniones de trabajo que celebra con sus colaboradores o en audiencias privadas. Pero no fue en las visitas que hizo a Monterrey o a San Luis Potosí donde sufrió el contagio.

Los que el viernes, en Nuevo León, tuvieron contacto con el presidente deberán hacer la prueba en este miércoles 27 y quienes le acompañaron en San Luis Potosí, sábado y domingo, tendrán que acudir al examen viernes o sábado de esta semana.

Lo importante es que se restablezca lo más pronto posible, es el deseo de todos los mexicanos. 

LLAMADA DE ATENCIÓN

Este suceso debe considerarse como un aviso muy oportuno para extremar las medidas de todo tipo en torno al Presidente de México, aun en contra de su voluntad y sus disposiciones. Ya lo dijo su gran amiga Elena Poniatowska, el tabasqueño no escucha a nadie e impone sus determinaciones, pero, insisto, ya no es un hombre de la calle, ya no es el simple caballero, no es Juan Pérez. Vamos, ya nadie le recuerda que “antes de”, era “El Peje”.

De acuerdo con su criterio, hay que ser austero. Hay que ahorrar. Que no use el avión presidencial que sigue costando millones de pesos en mantenimiento y resguardo. En cambio sí puede viajar en un modesto jet ejecutivo, alquilado, para evitar cualquier contratiempo, simplemente porque es el presidente de un país líder en América Latina, de un país con trascendencia internacional y un país que debe de salir adelante en esta etapa de crisis.

Si fueran efectivos, experimentados y con autoridad, los integrantes de su “ayudantía” deberían de entender que su labor es cuidar la salud de su jefe. No es solo para abrirle paso entre la muchedumbre, para evitar que se aproximen a él, para recibir las cartas, documentos y obsequios, en los recorridos finsemaneros. Cierto, el tabasqueño está obsesionado en “ser diferente a sus antecesores” y no hay quien lo convenza de lo contrario.

NULA VIGILANCIA EN AVIONES

El caso da margen a otro comentario.

El secretario de Comunicaciones y Transportes debe tomar cartas en el asunto, pues no hay ninguna restrictiva para los vuelos comerciales se haga una estricta vigilancia en cuanto a los pasajeros contagiados por el COVID 19 que abordan los aviones y ponen en riesgo la salud de las demás personas, de las azafatas y de la tripulación.

Ya hay casos que pueden comprobar los funcionarios de la Dirección General de Aeronáutica. Uno de ellos es de una azafata que fue contagiada y ahora, me informaron, ella, su esposo y un hijo menor están afectados.

El Presidente de México seguramente, por los síntomas que tenían, sabía que estaba contagiado al regresar de San Luis Potosí, en un vuelo de Aeroméxico. Para entonces todos los pasajeros tenían colocado el respectivo cubrebocas.

En el pasado diciembre hubo una situación similar. Un pasajero viajó de Mérida a la Ciudad de México, sabiendo que el contagio lo tenía aterrado. Estaba tan grave que del aeropuerto lo llevaron directamente a un hospital. Eso ocurrió el día 17 y diez días después falleció. Lo recordaron ustedes: se llamaba Armando Manzanero.

NO QUIEREN CREERLE

No sé si los neoliberales, los fifís o los conservadores, son los autores de las versiones que circulan en las redes sociales, en las conversaciones o en los llamados “WhatsApp”, en el sentido de que no creen que el tabasqueño realmente esté contagiado del COVID 19 y se haya tomado un receso para replantear las acciones para recuperar el voto de los arrepentidos simpatizantes de MoReNa.

Lo anterior lo fundamentan en dos vertientes. La primera, la designación de los posibles candidatos a las gubernaturas (14 en juego) está causando profundas escisiones, como el caso del Estado de Guerrero, donde el presunto postulado por Morena está doblemente acusado de delitos sexuales. En otras entidades hay división de opiniones, por ejemplo en Michoacán, donde los morenistas apoyan a Cristóbal Arias y la dirigencia nacional propone a un líder de la chantajista CNTE, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

La segunda ola de versiones, está encabezada con  interrogantes: ¿cuántas personas de las que acompañaron al Presidente de México en sus giras de trabajo, están contagiadas? ¿Quiénes de sus inmediatos colaboradores que estuvieron en sus “mañaneras”, se reportan afectados por el virus pandémico? ¿En adelante el Jefe del Ejecutivo Federal usará el cubrebocas?

La noche del martes 26 se informó que el Presidente de México dispuso que no oculten la información sobre su estado de salud. La Secretaria de Gobernación y el vocero habían recibido órdenes de comunicar que no habría información de este evento.          

jherrerav@live.com.mx