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Por: Rosa Chávez Cárdenas

rosamchavez@hotmail.com

El presidente López Obrador, causó un revuelo nacional, luego de enterarnos que envió al Rey de España, Felipe VI y al Papa Francisco una misiva que reclama la necesidad de reconocer y pedir perdón por los abusos cometidos por los españoles en la conquista de México.

La reclamación, fue recibida con preocupación por la diplomacia española, por cierto, ya tienen preparadas varias actividades con motivo de los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a tierras mexicanas.

El Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez fue el primer mandatario que recibió López Obrador, una declaración de intenciones con el fin de fortalecer la extraordinaria relación que tienen ambos países, incluso, Sánchez le obsequió el acta de nacimiento de su abuelo español al presidente LO.

El gobierno español emitió un comunicado donde rechaza rotundamente el contenido de la carta, agregan. “La llegada, hace 500 años de los españoles a tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”.

El presidente LO y su esposa Beatriz, sin consultar a expertos en relaciones internacionales pensaron que la ocurrencia sería motivo de aplausos. Nos muestran un video frente a un templo maya, abren las heridas diciendo que la conquista fue una invasión en donde se cometieron muchas arbitrariedades, agregan que es necesario se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a sus derechos humanos.

Muchos le aplauden cuando dice que la conquista se hizo con la espada y la cruz y las iglesias se edificaron por encima de los templos indígenas. Muy ufano en sus comentarios y con ligereza dice que, en el 2021, se dará la reconciliación de los pueblos, pero es necesario, agrega, pedir perdón.

La esposa del presidente fue nombrada coordinadora del Consejo Asesor Honorario de la iniciativa de Memoria Histórica y Cultural de México, para aprovechar su tesis doctoral “la verdadera historia de la nueva España”.

Como dijo Octavio Paz en su obra El Laberinto de la Soledad: “debe admitirse que los españoles al llegar a México encontraron civilizaciones complejas y refinadas, un territorio que comprendía el centro y el sur del México actual y una parte de Centroamérica. Cuando llega Hernán Cortés, sorprende la pluralidad de culturas y las rivalidades que los desgarraban”.

Mesoamérica era un mundo histórico, la sociedad azteca era un Estado teocrático-militar con diversas lenguas. Cuando Moctezuma abre las pertas de Tenochtitlan y recibe a Cortés con presentes, los aztecas pierden la partida.

La llegada de los españoles fue interpretada por Moctezuma como una profecía que anunciaba su caída. El fin de una era cósmica y el principio de otra: los dioses se van porque la misión había terminado y regresaban otros para iniciar otra era.

En la religión azteca, el sol era fuente de vida, los españoles impusieron la cruz y perdieron la conciencia de su destino. Cuauhtémoc lucha a sabiendas de la derrota, la caída de los aztecas precipita la del resto del mundo indÍgena; fueron presa del mismo horror. Cortés lucha a nombre y provecho del Rey. España es la defensora de la fe y sus soldados los guerreros de Cristo.

La conquista es un hecho histórico destinado a crear una unidad de la pluralidad, cultural y política, frente a la variedad de razas y lenguas del mundo prehispánico.

Los españoles postulan un solo idioma, una sola fe.

Tenemos que aceptar que somos descendientes de una doble violencia imperial y unitaria: la de los aztecas y de los españoles. No estamos para abrir heridas, ya tenemos bastante en el presente.

La cultura compulsiva de los tiempos modernos, la ambición desmedida de los narcotraficantes, la corrupción y la impunidad nos tienen en estado de indefensión. Necesitamos aprender de la historia, de expertos que asesoren al Presidente. Todas sus decisiones tienen consecuencias, ojalá atienda su verborrea y se pongan a trabajar en reconciliarnos, no en dividirnos.