Inmersos en el consumismo, la permisividad y el hedonismo de los tiempos actuales, la Navidad se volvió negocio para muchos desde que apareció el Santa Claus.
Para los que no saben la evolución de las fiestas de Navidad, el auge del consumismo inició en 1931 con la campaña de Coca-Cola. La compañía de refrescos pidió a Hadddon Sunblom un diseño, el que conocemos hoy, su cara sonriente, barba blanca y larga que pareciera un monje sabio, una figura obesa como los humanos de estos tiempos que beben refrescos y alimentos cargados de carbohidratos.
El Obispo francés de Dijon quemó al Papá Noel frente a la Catedral, le llamaron el suplicio de Papá Noel.
A partir de entonces la Navidad es una fiesta moderna producto del consumismo, herencia pagana del culto al sol. Luego al San Nicolás y que terminó en la adoración a la neodivinidad el Santa Claus, icono de la globalización consumista.
Las Navidades están atrapadas en la publicidad, la mercadotecnia, el despilfarro de las campañas publicitarias, el cultivo de los árboles de Navidad y el endeudamiento que promueven los Bancos con sus campañas de meses sin intereses, no importa que luego no les puedan pagar por los altos intereses ya tienen sus maneras de demandarlos o quedan fuera de los créditos.
San Nicolás Obispo, vivió en Myre hoy región de Turquía en el Siglo IV DC, se convirtió en estrella de la globalización y del consumismo por las migraciones humanas, el culto se extendió en Europa en el siglo XI por unos comerciantes italianos interesados en el negocio de las reliquias.
La campaña se extendió en los países alemanes en donde llegó a sustituir al dios Odín. En esa época San Nicolás tenía la forma de Obispo, el que distribuía regalos a los niños buenos el 6 de diciembre y que regañaba, se llevaba en su saco o se comía a los niños malos.
Victima de la Reforma Protestante del siglo XVI el culto quedó reducido a los Países Bajos donde lo llamaban Sintaklaas, de ahí emigró a Nueva-Amsterdam, que, después de su conquista por los ingleses se llamó Nueva York.
En 1822, consumada la independencia de Estados Unidos, el Reverendo Moore, escribió de un duende, Sant Nick que procedía de Europa del Norte de gran generosidad, con una larga barba blanca, vestía de rojo (color episcopal) y se desplazaba por los techos en la Nochebuena. El tamaño le permitía desplazarse por las chimeneas.
De vuelta en el viejo continente, el Duende-Obispo pactó con las tiendas inglesas del Siglo XIX interesadas en vender más juguetes y que jugaron un papel fundamental en la comercialización, pero el auge del consumismo navideño inició en 1931 con la campaña de la Coca-Cola, a partir de entonces el culto a Santa Claus continúa y por beber tanto refresco de Cola y comida chatarra ya no pasa por las chimeneas.
El «dios consumismo» se ha instalado como una figura de la globalización y de la permisividad. No importa la crisis económica, la inflación, las familias no se quieren quedar sin disfrutar la Navidad, cada uno a sus posibilidades otros al dinero plástico se contagian del consumo y se desata el despilfarro apoyado en las campañas de los medios y las redes sociales.
Las leyes físicas del universo son en realidad todo el proceso de conciencia en movimiento, cuando entendemos estas leyes y las aplicamos a nuestras vidas, son las mismas leyes que utiliza la naturaleza para crear un bosque, una galaxia y el cuerpo humano; logran el cumplimiento para aplicarlo a nuestras vidas.
La fuente de toda creación es el espíritu, el proceso de la conciencia, la creación es el movimiento (la mente) el objeto de la creación es el universo físico (incluye al cuerpo físico) Los componentes de la realidad: espíritu, mente, cuerpo y el proceso de observar, todos son parte de la potencialidad pura.
Lo más importante es la paz interior, la salud, la unión familiar, el cultivo de la comunicación y el perdón. Cuando estén reunidos, agradezcan cada uno por lo importante: la salud, los alimentos, el origen desde la tierra, el que los cultiva, el que los prepara y por los favores recibidos.
Felices fiestas, abrazos para todos.
rosamchavez@hotmail.com.
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