Luego del paso de las figuras multicolor, el primer cuadro de la Ciudad de México se llenó de payasos tenebrosos, monstruos y zombies, quienes se congregaron en el Monumento a la Revolución con dirección al Zócalo.
Alrededor de las 16:00 horas alrededor de 3 mil muertos vivientes comenzaron su andar, custodiados por los organizadores de la Marcha Zombie, para evitar que ningún «humano» se cuele en los contingentes.
«Antes eran niños y adolescentes y ahora es prácticamente toda la familia (…) la abuelita también ya se anima a maquillarse», indicó Lizeth Paredes, una de las maquillistas instaladas en el Monumento a la Revolución, para caracterizar a los participantes de la marcha.
Bailando y aplaudiendo, el contingente de los «Bailarines zombies» abrió paso por la avenida de la República y Juárez, en medio de los niños y adultos que lucían más entusiasmados que asustados.
El personaje de Beetlejuice, remake de la clásica película de comedia que salió hace algunos meses, es uno de los disfraces más utilizados.
Los muertos vivientes asustaron a los asistentes durante su paso por avenida Juárez, quienes aprovechan para tomarse foto con sus preferidos.
Durante la marcha, también están presentes las historias de vida como la de Martín López, quien contó a EL UNIVERSAL que creó su motocicleta «La Sargenta» debido a que a su esposa le dio una parálisis y no tenía cómo llevarla a sus terapias.
Muertos vivientes invaden la capital
«Ahorita que empiece la marcha me voy a transformar y como cada año tengo que caminar como zombie hasta el final, de eso se trata», dijo Andrick Tirado, asistente a la 15 Marcha Zombie de la Ciudad de México, que se llevó a cabo desde el Monumento a la Revolución hasta el Zócalo capitalino.
A las 16:00 horas unas sirenas alertaron a unos 3 mil muertos vivientes, quienes comenzaron su lento caminado por las calles de la Ciudad de México, como parte de las primeras actividades del Día de Muertos que se realizan en la capital.
Así como Andrick, quien simuló que una motosierra atravesó su cráneo -disfraz que le tomó una semana en idear y una hora para caracterizarse- miles de capitalinos, con su vestimenta más sangrienta, caminaron rumbo a la plancha del Zócalo capitalino.
Para Andrick, ser zombie representa «lo bonito de la cultura mexicana y poder cotorrear con la gente, divertirnos un rato y ser felices, que muchas veces nos hace falta eso en este país que no siempre es lo que quisiéramos».
Jorge, un Beetlejuice de Nezahualcóyotl, Estado de México, utilizó un cuchillo en la cabeza para diferenciarse del resto de los personajes.
«Esta es mi tercera vez que vengo, y cada año intento traer algo distinto, y a mí esa película me gustó mucho, creo que da un mensaje muy claro: los muertos tienen su lugar y los vivos estamos acá, y hay que disfrutar lo que nos toque», aseguró Jorge, mientras caminaba sobre Avenida Juárez.
Cientos de espectadores abarcaron Avenida Juárez, Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle 5 de Mayo para observar el desfile de los muertos vivientes, y los marchantes aprovecharon cada oportunidad para asustar a niñas, niños y grandes, quienes dijeron que «no hay que perder la magia de ser niños y lo padre que es sorprenderse».
Cuando el público dejaba de alentar a los muertos vivientes, el contingente «Bailarines Zombies», compuesto por unos 25 pachucos y su líder Jesús Godínez, subían el volumen de su pequeña bocina y, entre aplausos, pedían que los asistentes no dejaran de bailar.
«Sí, de eso no tengan duda, bailando, que es lo que más nos gusta hacer, vamos a llegar hasta el final, ellos tienen su papel que es ir lento y caminando como zombies pero lo nuestro es mover las caderas», dijo Godínez, quien vestido de rojo, como los típicos pachucos, intentaba asemejarse a «un catrín bailarín».
Entre los zombies, Martín López era el único que no iba a pie, pues lo acompañaba «La Sargenta», una moto inspirada en su esposa, a quien le dio parálisis, y como no tenía cómo transportarla, se le ocurrió la idea de llevarla en este vehículo, a quien después fue adecuando para que ahora participara en la Marcha Zombie.
«Los tripulantes también tienen nombre, el caído se llama Tarcisio, el tirador, Torcuato y el de la bazuca se llama Anacleto y la decoración de militar fue porque le puse como una camioneta, y la decoración la hemos ido haciendo y ya la llevo así», explicó López, quien permitía que niñas y niños posaran junto a «La Sargenta».
Entre los marchantes, también estaba presente El Chavo del 8, junto a La Chilindrina y a Doña Florinda, con sus clásicos tubos para el cabello, quienes en ningún tramo del recorrido olvidaron que eran zombies, y caminaban a paso lento y feroz, asustando a cada niño que se acercaba para tomarse una foto.
El ambiente del público, que ocupaba las orillas de las vialidades por donde pasaron los zombies, era de fiesta, risas y sustos, ya que de manera muy recurrente entraban por algunos segundos a los contingentes para bailar y pedirles que posaran para la foto.
Así, durante poco más de dos horas y media, los trabajadores de tienda de conveniencia, Harley Queen, el Joker, princesas y hasta jugadores de fútbol, todos zombies, caminaron por las calles de la Ciudad de México para dar vida a la 15 Marcha Zombie.
A lo largo del recorrido, ambulancias del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y policías de tránsito, algunos de ellos también con pequeñas heridas en el rostro, custodiaron a los muertos vivientes.
Con información de El Universal