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Jesús Te Ampare 

No se ve, pero se siente.

Poco a poquito, despacito, muy despacito (Pedro Infante dixit), sin prisa, “pian pianito”, la mano poderosa electa empezó a limpiar (con guantes de látex) el “cochinero”.

La situación es muy grave. Urge salvaguardar la crisis política, económica y social que padece el Estado de Veracruz.
Ella lo sabe…

Tiene en su escritorio toda la información que exhibe y compromete a funcionarios infames e ingratos a la 4T.

Conoce vida y milagros de cada funcionario; no escapa el ahora disfrazado de “yuca” pero nacido en el meritito Otatitlán.
Esa mano firme en plenitud, tiene como meta someter a una banda familiar que ha dominado el escenario político –por años– en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Ese grupo, unido por fuertes vínculos y con tendencia exclusivista, ejerció –a placer–su hegemonía política.
La otra mano, la timorata y tierna, no pudo o se hizo la desentendida para sofocar las tropelías de “Los Reyes del Estero”. Para lo que importa.

En efecto, hay un ánimo aperturista para acoger vientos nuevos y jugar –como gran crupier– las cartas en forma abierta y legal. Nada de chanchullos.

Esa banda familiar empieza a sentir los chasquidos del látigo ejecutados por la mano electa; porque la otra, la delicada que desgobierna, o negoció o no pudo –con todo el poder– solucionar los delitos político-electorales que ya trascendieron hasta Palacio Nacional.

Pero como reza el refrán: “no tiene la culpa el indio…”

“Tus defectos como hijo, son mi fracaso como padre…”, le dijo el Emperador Marco Aurelio a su hijo Cómodo, en la emotiva escena del filme épico Gladiador.

Esa imagen podría ser un reflejo auténtico del patriarca del Estero con su hijo mayor.

En breve tiempo, la mano de resolución sólida, fue más efectiva que la mano tembleque de quién aun detenta el poder.

CREPÚSCULO

La administración de Cuitláhuac García –que llegó al poder por un golpe de suerte– está por concluir.

Se va con la añeja práctica priista que en el fondo es entreguismo, confabulación, temor y sobrevivencia.

Ejerció, como pudo, el mismo autoritarismo interno agobiado por la negligencia, el nepotismo, la corrupción y la impunidad.
Los excesos de su ineptitud estropearon lo que pudo ser una administración eficaz, transparente, honesta y respetable.
Pero no supo controlar el hilo de la madeja.

Hace algunas semanas difundió a través de sus incondicionales, que se va el próximo mes de agosto porque ya “amarró un hueso” en el gobierno federal.

Sin duda, saldrá cabizbajo por la puerta trasera de Palacio y muy zarandeado por su propia conciencia y sus bajos instintos.

ceciliogarciacruz@hotmail.com