Por: Jorge Herrera Valenzuela
Ráfaga
Solamente una vez he platicado con la reconocida jurista y primera Notaria Pública de la Ciudad de México, además de ser la primera mujer titular de la Secretaría de Gobernación y actualmente Senadora con licencia.
Me causó muy grata impresión. Sencilla, amable, buena conversadora y sobre todo definida en su personalidad. Testigos de ello, mi querida amiga Gilda Montaño Humprey, así como mis entrañables amigos Carlos Reta Martínez, Carlos Olmos y Miguel López Azuara.
Por supuesto, me refiero a Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila, hija del recordado catedrático de la Facultad de Derecho, Jorge Sánchez Cordero. Durante los últimos días de la semana pasada, de nueva cuenta “sus adversarios traviesos” corrieron el rumor de que la dama estaría presentando su renuncia a seguir en el gabinete de López Obrador. En las redes sociales leímos que, doña Olga precisó que “ni renuncio ni estoy enferma” y también aseguró: “estoy más fuerte que nunca”.
Lo cierto es que antes de que se iniciara el sexenio, la ministra en retiro fue objeto de los más cálidos elogios del entonces presidente electo. Indudablemente que la distinguida jurista “vestiría” de lujo al gabinete. Sería la responsable de conducir la política interior del país y de hecho, como en lejanos tiempos, la coordinadora de los legisladores, el enlace con los gobernadores y los presidentes municipales de las más importantes ciudades-capitales.
Pero la realidad es otra y el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, el gobierno de un solo hombre, cambió todo el panorama. Senadores y diputados federales están a las órdenes del Presidente de México, aunque éste “tenga otros datos”. Los gobernadores en apariencia son autónomos, pero lo de “Estado Libre y Soberano” nada más está impreso en el papel oficial. La violación a la Carta Magna se refleja en la aprobación de la “Ley Taibo”, la “Ley Bonilla” y en la “Ley Garrote”.
Frente a esos hechos inconvertibles, violatorios de toda regla jurídica, la Secretaría de Gobernación, como institución responsable, ha permanecido al margen. Igual aconteció ante la orden presidencial de que fuese el secretario de Relaciones Exteriores el que se encargara del problema migratorio, originado por la ola de centroamericanos, cubanos, africanos y asiáticos que cruzaban el país rumbo a territorio norteamericano. La política migratoria es legalmente función de la Secretaria de Gobernación.
Una de las funciones, señalada en la Ley de la Administración Pública Federal, es precisamente velar por la paz pública y eso motivó a que la Secretaria Sánchez Cordero iniciará el diálogo con los integrantes de los grupos denominados “de autodefensa”. Conocer directamente el problema, analizarlo y conciliar de la mejor forma pacífica. Una vez más, López Obrador no reparó en enmendarle la plana a su colaboradora y descalificar al subsecretario que impuso en esa dependencia.
NO ENTURBIE SU EXITOSA CARRERA
A sus 72 años de vida, la catedrática universitaria, todavía tiene mucho que darle a este su país y a esta su Ciudad de México, donde nació cuando era Distrito Federal. Ya fue recientemente Diputada Constituyente para formular la primera Constitución Política que rige en la Capital del País. En 1984 se convirtió en la primera Notaria Pública, en el D.F., haciéndose cargo de la notaria 182 y de la que es titular, con licencia. En los tiempos de Manuel Camacho Solís, jefe del Departamento del D.F., fue magistrada del Tribunal Superior de Justicia y de ahí a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a propuesta del presidente Ernesto Zedillo.
En toda su trayectoria acumuló reconocimientos y recibió los honores respectivos. Su charla es amena, demostrando siempre la sencillez y el buen trato. Los veinte años que ocupó un sitial en la responsabilidad judicial le convirtieron en una muy consultada jurista. Su esposo, Eduardo García Villegas y sus hijos también son notarios públicos. Goza de una merecida buena pensión y declaró que su sueldo de funcionaria lo donaría para obra social.
Pues bien, doña Olga María del Carmen piense que somos muchos los que sabemos de su valía como mujer, como madre de familia y como servidora pública. Se ha ganado un prestigio que empieza a enturbiarse porque no tiene la libertad para ejercer las funciones que le corresponden. Su participación en la vida pública está en la academia, en la cátedra, en el medio judicial. Usted no tiene ningún antecedente en la política y cuando entró a ella, la maniataron.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Estimada Ministra en retiro, escuchará la sugerencia y retornaría a donde se hacen leyes, reglamentos y circulares, el Senado de la República?
jherrerav@live.com.mx