-Ilustre guanajuatense presidió la Corte
-Una trayectoria desde el primer escalón
-Juez Federal, Ministro, Senador y Gobernador
-Representante ante el Papa Juan Pablo II
ALFA OMEGA
(Alegremos a carteras y Carteros este domingo, en su día. a pie, en bicicleta y hoy en motoneta, cumpliendo).
Siempre afirmo que es muy feliz llegar a viejo, porque sin perder facultades físicas y mentales, el ser humano vive de recuerdos y sus familiares disfrutan ese divino premio celestial.
Más aún cuando el hombre o la mujer, caminan lento, se apoyan para desplazarse dentro y fuera de su casa, participando en la actividad cotidiana y son parte de generaciones valiosas.
Los guanajuatenses tienen lo suyo con personajes como el cura Miguel Hidalgo, el muralista Diego Rivera, el primer Rector de la UNAM, Ignacio García Téllez, la escritora Emma Godoy promotora de los derechos de la Tercera Edad. Sumen a la lista al compositor vernáculo José Alfredo Jiménez, al charro cantor Jorge Negrete y al actor Joaquín Pardavé.
En el campo de administración, procuración e impartición de justicia, lo es el jurista Agustín Téllez Cruces. Nació en la capital del histórico Guanajuato, el 15 de noviembre de 1918.
MEXICANO DE PRIMERA
Referirme a don Agustín Téllez Cruces no simplemente por su longevidad, lo cual ya es suficiente motivo. Comento en torno a un mexicano ejemplar que se enorgulleció de ser ministro de la Suprema de Corte de Justicia de la Nación, institución donde recibió merecidos reconocimientos y recuerdos muy gratos que, en un homenaje, pronunció el ministro presidente Guillermo Iberio Ortiz Mayagoitia.
Durante esa etapa de su vida jurídica, iniciada en 1944, “apenas salidito de las aulas”, hubo hechos relevantes como secretario y secretario de Estudios y Cuenta en Juzgados de Hidalgo y Puebla. En diferentes diligencias celebradas en esas entidades, Téllez Cruces se salvó de ser asesinado por pistoleros profesionales, contratados por caciques pueblerinos que habían sembrado el terror.
Por su capacidad profesional, su firmeza al tomar decisiones y la honestidad de sus actos, Ministros de la Suprema Corte decidieron enviarlo a un Juzgado de Sonora. Se confrontaban serios y graves problemas jurídicos. Abusos de las autoridades de ambos países, problemas migratorios y situaciones que comprometían los buenos oficios diplomáticos.
Las determinaciones judiciales de Téllez Cruces tuvieron repercusión hasta en la misma oficina presidencial de la Casa Blanca. Fueron muchos los eventos en que el jurista mexicano resolvió con certeza. Un grupo de indios pápagos viajaba para visitar la tumba del Padre Kino, en la Plaza Monumental del municipio Magdalena de Kino.
Los pápagos fueron detenidos por agentes migratorios, los extorsionaron, les registraron hasta los bolsillos, según denunciaron e inclusive procesaron a un funcionario.
El problema jurídico requirió la intervención de un traductor pápago-inglés y de otro inglés-español. Quedó asentado: “se escuchaban gruñidos” y el primer traductor hablaba quince minutos, pero nadie entendía. El juzgador y sus colaboradores “descreyeron del juicio y absolvieron a los acusados”, se asentó en el expediente. Caso cerrado con determinación jurídica.
Por la experiencia vivida en Sonora, nuestro homenajeado decidió que debía estudiar el idioma inglés, así como aprendió francés e italiano. Además fue apasionado difusor de la cultura mexicana y ello le valió que en la Universidad de Sonora, el rector Norberto Aguirre Palancares, le hiciera un reconocimiento especial.
CUATRO REGENTES DEL DDF
Don Agustín se encontraba como titular de un juzgado federal en Chiapas y al caer en una grave enfermedad su hijo mayor, también de nombre Agustín, solicitó una licencia sin goce de sueldo para trasladarse al Distrito Federal. El presidente de la SCJN, Salvador Urbina, le negó la licencia “porque apenas lleva seis meses en el juzgado”. Téllez Cruces presentó su renuncia.
Es oportuno comentar que en 1944 el licenciado Téllez Cruces estando en Pachuca, Hidalgo, contrajo matrimonio con la señorita Rosie Straffon Rabling. Tuvieron tres hijos: el mencionado Agustín, José Rolando y Luis Carlos. Del segundo, recuerdo que fue Secretario Técnico del Consejo Jurídico Federal y funcionario en la Secretaría de la Reforma Agraria.
En la Capital Mexicana uno de sus amigos lo invitó para incorporarse al equipo jurídico del Banco de Comercio Exterior. Posteriormente, por sus relaciones en la abogacía, es llamado para ser el Director Jurídico del Departamento del Distrito Federal, cuyo jefe era el sonorense Ernesto P. Uruchurtu.
El Regente de Hierro terminó sus 14 años en el cargo y tocó el reemplazo al hidalguense General y licenciado Alfonso Corona del Rosal, quien no acepta la renuncia de Téllez y lo ratifica. Cambio de sexenio y otro Alfonso, regiomontano de apellidos Martínez Domínguez, asume la responsabilidad del DDF, pero por los hechos violentos del 10 de junio de 1971, lo releva el veracruzano Octavio Sentíes Gómez. Con ambos políticos continuó el guanajuatense.
Con discreción, aplicando criterios que abarcaban lo jurídico, lo administrativo y sobre todo lo humano, los directores generales y los de área dejaron de cometer abusos o violaciones. Manejó con habilidad la mano izquierda y todo marchó en orden.
LEA LO PROPONE MINISTRO
Ese reconocido jurista, autor de la redacción de leyes, reglamentos y circulares, trató directamente con los presidentes Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y carlos salinas de gortari.
Téllez Cruces en 1960 fue designado Magistrado de un Tribunal Colegiado en Puebla, solicitando licencia, pues el 27 de febrero de 1974, Echeverría lo propuso en el Senado de la República para ser Ministro Supernumerario Interino. En Puebla lo sustituye otro destacado jurista, Eduardo Langle Martínez.
El discípulo de juristas como Mariano Azuela Rivera fue recibido en el Alto Tribunal con un discurso muy elogioso e igual hicieron los Ministros José Castro Estrada y Genaro Ruiz de Chávez. Tres años después, el 3 de enero de 1977, lo eligieron como presidente del Pleno de la Suprema Corte de Justicia y de ahí, en septiembre 1982, pasa a un escaño como Senador, representando a Guanajuato. Terminaba el sexenio de López Portillo.
En el curso de una ceremonia en su honor, celebrada en Pachuca, Téllez Cruces fue calificado como “una garantía indudable que conforta y alienta” a quienes litigan, imparten catedra, administran instituciones jurídicas y a los encargados de aplicar las normas. El ministro Ortiz Mayagoitia fue el orador oficial en el evento organizado, el 7 de julio de 2008.
Como Ministro Téllez Cruces fue sucesor del Ministro Luis Felipe Canudas Orezza, al mismo tiempo también rindió protesta como Ministro el maestro Fernando Castellanos Tena. El recibimiento oficial estuvo a cargo del guanajuatense y presidente de la Suprema Corte, Euquerio Guerrero López.
Un dato curioso, a don Agustín le entregó y le recibió la presidencia de la Corte, al abogado Mario Guillermo Rebolledo Fernández en 1977 y en 1982.
Entre 1984 y 1985, tras la renuncia del gobernador Enrique Velasco Ibarra, Téllez Cruces fue nombrado por el Congreso Local para ocupar la gubernatura de Guanajuato. Le esperaba su aventura diplomática.
RELACIONES CON EL VATICANO
El Presidente de México, en el sexenio 1988-1994, promovió tres reformas constitucionales muy trascedentes para la vida de los mexicanos.
Una de ellas fue para abrir las relaciones diplomáticas con El Vaticano, tras 130 años de su cancelación. Dio personalidad jurídica a los militantes de las Iglesias y se otorgó a los sacerdotes el derecho para votar en las elecciones.
Bueno, para iniciar los trabajos sobre esa reforma y dar los pasos necesarios en los ámbitos jurídico y diplomático, se requería comisionar a una persona con preparación y sensibilidad política y social.
El elegido fue el Ministro jubilado (hoy Ministro en retiro), el ilustre personaje al que he dedicado, con mucho gusto, el comentario: Agustín Téllez Cruces, artífice real y único de la redacción histórica del Artículo 130, que el pueblo recibió, sin protesta alguna.
No fue misión diplomática oficial, el nombramiento fue de “Representante Personal del Presidente de México en El Vaticano”. No había relaciones diplomáticas.
La encomienda era el inicio de las pláticas para fundamentar la reforma constitucional al Artículo 130, las relaciones diplomáticas con el titular de la Iglesia Católica, en 1990 lo era Juan Pablo II.
Don Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación, expresó que para el trabajo específico, el presidente eligió a un “mexicano distinguido en el conocimiento de nuestra política, del régimen jurídico, de la historia y de la cultura del País, pues su misión será de especial sensibilidad, tendrá que ser un hombre experimentado y prudente”.
Más de un año Téllez Cruces preparó todo el material que permitiría al Presidente de la República redactar una amplia y fundamentada exposición de motivos, así como enviar al Congreso de la Unión la Iniciativa, apercibido de que se despertarían los pros y los contras, los álgidos debates parlamentarios.
En su misión don Agustín estuvo acompañado por su esposa, doña Rosie Straffón. Hubo un amplio intercambio de opiniones. Lógico se habló de lo registrado en el Siglo XIX, de la Reforma Juarista y aquellos días de finales de los años veinte del siglo pasado, cuando se originó en Jalisco “La Guerra Cristera”.
Sin duda Téllez Cruces conquistó a quienes laboraban en El Vaticano y la Santa Sede le confirió la Magna Cruz de la Orden de San Gregorio Magno, clase civil. Su paisano el poeta Víctor Manuel Otero le compuso un extenso poema titulado “Embajador de la Fe”.
Extensa relación de premios recibió este longevo mexicano, quien seguramente estará rodeado, el miércoles próximo, por todos sus seres queridos, ahí en su residencia del Fraccionamiento Romero de Terreros, Coyoacán.
Su trabajo quedó coronado al ser nombrado el primer Embajador mexicano ante el Estado del Vaticano, el muy querido profesor Enrique Olivares Santana, el 27 de noviembre de 1992.
La reforma al 130 constitucional entró en vigor el 28 de enero de 1992. Era el nuevo marco constitucional de las relaciones Estado-Iglesias. Cubiertos todos los requisitos y trámites políticos, administrativos y diplomáticos, el profesor Olivares llegó a El Vaticano.
Después México ha enviado a nueve Embajadores, el que está en funciones es, desde 2019, el colega periodista Alberto Barranco Chavarría.
jherrerav@live.com.mx