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-Sus restos siguen en el cementerio Parisino
-Él quería reposar en La Basílica de la Soledad.
-Héroe Militar, buen Presidente, terminó como Dictador.

Ráfaga

El Presidente de México que, a sus ciento ocho años de su muerte, sigue motivando polémicas entre quienes lo recuerdan cariñosamente y los que lo odian rabiosamente.

Los gobiernos “emanados de la revolución” se opusieron a la repatriación de los restos del oaxaqueño y, según el maestro José Manuel Villalpando, sus descendientes no dan la autorización. Un bisnieto pidió “regalías” y homenajes en Puebla, Oaxaca y la Ciudad de México. Nada es posible conceder

Porfirio Díaz deseaba que sus restos fueran sepultados en la Basílica de la Soledad, en la capital oaxaqueña. Su viuda, Carmelita Romero Rubio, seis meses después del 2 de julio de 1915 quería que exhumaran los restos y traerlos a México. Su proyecto no pudo realizarse y del panteón de la Iglesia de Saint Honoré d´Elau, los llevó al Cementerio de Montparnasse, en París. Ahí permanecerán.
Antes de su treintena de años en el poder, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori está registrado que fue presidente del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 1876. Después del 5 de Mayo de 1877 al 30 de Noviembre de 1880 y de Diciembre de 1884 hasta su caída en 1911.

Entre esos intervalos los Generales Juan N. Méndez y Manuel González, su compadre, lo sustituyeron.

Pasó a la historia con severas críticas. Por su empecinamiento de no dejar el poder, rodearse de la clase pudiente y actuando dictatorialmente al reelegirse por séptima ocasión.

El pueblo mayoritariamente rural estaba en la pobreza, la tierra de labranza acaparada por terratenientes, se mantenían las tiendas de raya y comenzaba la integración de grupos de mujeres y hombres para desterrar al oaxaqueño.

Los yaquis fueron despojados de sus tierras y enviados, como esclavos, a las órdenes de la Casta Divina, en Yucatán y en Campeche, para la explotación henequenera.

Desde finales el Siglo XIX aparecieron dos personajes en la vida de don Porfirio. El sismólogo zacatecano Nicolás Zúñiga y Miranda, quien se presentaba como Presidente de la República y pegaba sus manifiestos en los postes de la calle. Don Susanito Peñafiel y Somellera, se decía secretario de don Porfirio; hombre de sociedad ligado con los bohemios de la época y enamoradizo sin éxitos.
PROFESOR DE DERECHO Y DE LATÍN

Los historiadores, los cronistas y periodistas dejaron sus narraciones, comentarios y noticias sobre la azarosa vida que llevó el joven galán que primero estudió en un Seminario católico. Aprendió a escribir y hablar el latín.

Al ser invitado a una ceremonia en el Colegio Liberal, entrega de premios a los alumnos, conoció al gobernador Benito Juárez, quien impresionó al joven Porfirio cuando pronunciaba un discurso.

Porfirio abandonó el Seminario Tridentino de Oaxaca y su padrino el Obispo José Antonio Domínguez y Ortiz le quitó la beca. Se inscribió en el Instituto de Artes y Ciencias. Estudió para abogado, fue profesor de Derecho Natural y destacado alumno en la clase de Derecho Romano. La cátedra de Derecho Civil se la impartió el profesor Benito Juárez. Entre sus condiscípulos estaban Matías Romero y José Justo Benítez.

Truncó los estudios en el Instituto por razones económicas. Tenía que aportar dinero para los gastos familiares. Mientras estuvo en el Seminario, compartía su beca con la familia.

Por espacio de varios meses, Porfirio fue bolero, carpintero, trabajó en una armería donde aprendió el manejo de armas, bibliotecario y daba clases particulares de latín.

Era ya un joven de 24 años, codiciado por las muchachas, cuando en Ayutla de Los Libres, en Guerrero, se inició el movimiento armado conocido como la Revolución de Ayutla, fundamentada en un Plan que proclamó Florencio Villarreal.

En Oaxaca el licenciado Marcos Pérez organizó a un grupo de simpatizantes con las acciones para derrocar al veracruzano Antonio López de Santa Anna.

SU CARRERA MILITAR

Con muchos bríos para el combate, inquieto joven de ideas liberales, Díaz Mori se unió al licenciado Marcos, a cuyo hijo (J. Guadalupe) le enseñó el latín.

El grupo fue descubierto y el gobernador de apellido Martínez los encarceló y más tarde firmó la amnistía para liberar a los seguidores de la Revolución de Ayutla.

Su primer grado militar se lo otorgó el Presidente Ignacio Comonfort.

Por su participación y sus acertadas estrategias en combate y otras acciones militares en poco tiempo lució en las hombreras del uniforme, las insignias de Teniente General.

Después de la Toma de la Ciudad de México, el presidente Juárez le regaló la Hacienda La Noria y ordenó rendirle honores militares.
El Coronel Porfirio Díaz fue uno de los artífices de la victoria sobre el hasta entonces poderoso Ejército Francés. La Batalla de Puebla y refrendó su habilidad de estratega militar cinco años después al vencer nuevamente a los franceses en la Batalla del 2 de Abril, también en territorio poblano. Subordinado a las órdenes del General Ignacio Zaragoza, el 5 de Mayo.

En su expediente de la Secretaría de la Defensa Nacional aparecen los hechos que comandó, abatiendo a los franceses, en regiones oaxaqueñas. Los campos de batalla en Miahuatlán, en La Carbonera y en la misma Ciudad Capital.

El hombre que nació un 15 de Septiembre de 1830 en la Antigua Antequera al ser Presidente de la República rubricó su gobierno con el lema Paz, Orden y Progreso.

Mujeriego y al mismo tiempo perseguido por las guapas muchachas que lo conocían.

El gobernador Benito Juárez le autorizó que se casara con su sobrina Delfina Ortega Díaz y al enviudar se matrimonió con Carmelita Romero Rubio. Otro de sus amores fue Juana Cata Romero.

EL DÓLAR A LA PAR

En los días del porfiriato, el contrastante oaxaqueño, brillante como militar, político positivo en el Siglo XIX y dictador en los primeros diez años de la siguiente centuria, es el único momento en que el peso mexicano estuvo a la par del dólar norteamericano.

José Ives Limantour Marquet, secretario de Hacienda de Mayo de 1893 a Mayo de 1911, logró esa hazaña.

Por supuesto los detractores de don Porfirio hicieron juicios negativos. No admitieron que hubo progreso económico tanto en la industria como en la agricultura. Lo criticaron por no combatir el analfabetismo y dejar que 800 familias fueran las dominantes en el País.

Porfirio Díaz que combatió en la Guerra de Reforma, estuvo preso en Puebla, por órdenes de Maximiliano. Escapó de la prisión. Fue candidato a Diputado Federal, pero rechazó la oferta.

A pesar de las buenas relaciones entre él y su paisano, el zapoteco que murió en una habitación de Palacio Nacional, dos veces participaron en elecciones presidenciales y las dos ganó don Benito Juárez.

DIGNO FESTEJO DEL CENTENARIO

Reitero que la personalidad de Porfirio Díaz siempre fue ambivalente. Héroe y Dictador. Defensor de la Patria y mal gobernante de los últimos once años de su estancia en Palacio Nacional. Porfirio y Benito, dos ilustres oaxaqueños, son los únicos que han permanecido casi 45 años como Presidentes de México. Juárez fue de 1858 a 1872.

Las fiestas del Centenario de la Independencia están selladas por la fastuosidad y por las obras materiales del gobierno porfirista.
Durante los 30 días de Septiembre de 1910 hubo desfiles, recepciones, inauguraciones de monumentos. Invitados especiales los integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en México. Varios gobiernos enviaron presentes muy valiosos e históricos.

Fue una celebración digna del evento y uno de los oradores, en la ceremonia frente a la Columna de la Independencia, el historiador, sacerdote y liberal doctor Agustín Rivera y Sanromán, de Lagos de Moreno, Jalisco, cuyo texto completo fue publicado dada su trascendencia.

Dos símbolos nacionales fueron inaugurados. La Columna o Ángel de la Independencia, en una de las glorietas de Paseo de la Reforma y el Hemiciclo a Juárez, en la Avenida que lleva el apellido del oaxaqueño.

Breve resumen de la trayectoria de quien también fue cuatro veces gobernador de Oaxaca, entre 1863 y 1883. Durante 55 días, de Junio a Agosto de 1867, gobernó el Distrito Federal.

jherrerav@live.com.mx