x.- El triunfo del crimen organizado.
x.- México en Estado de sitio.
x.- Nuestra histórica lealtad al Ejército.
Augusto Gómez Villanueva
Infiltrados en todas las venas de la Nación, los Cárteles de las drogas han logrado volverse una empresa transnacional con profundas raíces en la economía y en la vida social.
Los Cárteles no solo existen en México.
Muy cerca está el más grande mercado, cuyos jóvenes han sido presas del consumo de estupefacientes.
En México asoman su rostro lo mismo en un humilde estudiante de secundaria, que un universitario y que los niños de la calle.
El crimen organizado ha multiplicado sus socios a través del lavado de dinero en bancos, los paraísos fiscales, comercio, turismo, la industria inmobiliaria, agropecuaria y aún en la más respetable institución como la iglesia. Sin embargo, el miedo a enfrentar a tan poderoso enemigo de la sociedad y el país, trascendió hasta los más altos niveles de la política
Hay quienes cierran los ojos y optan por dejar de hacer y dejar pasar, por temor o por complicidad, gobernadores, presidentes municipales y funcionarios municipales por la amenaza de plata o plomo, funcionarios públicos encargados de la seguridad, han sido salpicados por el veneno de la tentación al enriquecimiento y; precandidatos y candidatos a los más altos puestos de representación popular han sido declarados abiertamente vinculados en su asociación con el crimen organizado.
La sociedad está harta, indignada, impotente por el terror y la confusión que existe en oasis de anarquía que impide el flujo de alimentos, medicinas de una organización que lo mismo incursiona por las carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, aduanas etc. que se filtra en el huachicol y reprime a sus competidores y adversarios para el control regional y nacional del tráfico de drogas.
Ante este panorama, denunciado por los cerca de medio millón de ciudadanos afectados en su integridad, su vida y su patrimonio, han sido utilizados para introducir un clima de inseguridad, a tal grado que la calificación externa e interna para el actual régimen la han adjetivado cómo un Estado Fallido, “sinónimo de terrorismo”.
El entonces, Secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Felipe Calderón, Guillermo Galván Galván, en una conferencia de prensa comentó que, «mientras el Ejército contaba con 200 mil efectivos mal armados, el crimen organizado había logrado un proceso de militarización que alcanzaba hasta 600 mil participantes en el crimen», desde entonces se hacía la pregunta sobre la necesidad del incremento de los efectivos de las fuerzas de seguridad y modernización de la tecnología preventiva y represiva, en virtud de que el crimen organizado había rebasado las fronteras del norte y sur y tenían vías de penetración a través del tráfico aéreo y marítimo.
Ha llegado el momento de formar un Frente Nacional para combatir los flagelos que como el nudo Gordiano impiden el desarrollo de México.
Parecería que la Coalición era el primer paso para organizar a la sociedad frente a la transición y la alternancia, una sabía decisión de los dirigentes y miembros de los partidos para restaurar el orden de la República.
Alejandro Moreno ha sido sometido a la más brutal campaña, de propios y extraños, en una verdadera confusión originada por problemas de comunicación y sobre todo porque han ocurrido hechos que pueden ser premeditados cómo la ocurrencia del Secretario de Gobernación de haberle dado un abrazo y susurrado al oído palabras que se transformaron en “el beso del diablo”.
El presidente del PAN, Marko Cortés, joven talentoso y valiente, calificó de manera infantil e impensada como un acto de traición la iniciativa de Yolanda de la Torre, diputada constitucionalista, poseedora de una carrera parlamentaria ejemplar como una mexicana que ha vencido la discapacidad para reclamar su derecho como ciudadana a participar en la vida política del país; pretendiendo, cómo lo hizo López Obrador en el pasado reciente, acusar a la Coalición de traición a la patria por el voto en contra de la Reforma Eléctrica.
Olvidando que votamos horas antes en contra de la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional y desconociendo que la Iniciativa de Yolanda no significa la militarización del país como un fenómeno irreversible, sino simplemente reconociendo la importancia del Ejército para enfrentarnos en la transición del cambio de gobierno a los riesgos de la anarquía derivada de la pasión electoral.
El epíteto usado por Marko Cortés, puede entenderse como una reacción emocional que lo hizo olvidar nuestro Frente Legislativo cuando votamos en contra de la incorporación de la Guardia Nacional a la jurisdicción de la Secretaría de la Defensa Nacional.
El PRI tiene el orgullo de que fueron nuestros antecesores quienes después de la insurgencia armada de 1910, lograron finalmente la paz de México en un pacto social expresado en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Después de la etapa violenta de la Revolución en la que murió un millón de mexicanos y ante el fenómeno del caudillismo, Plutarco Elías Calles, fundador de nuestro partido, reabrió el Colegio Militar para darle la formación y disciplina de la que nace el Ejército contemporáneo. Así nació con el PRM, el Sector Militar y posteriormente se creó el grupo adherente de retirados del Ejército a la Unidad Revolucionaria que ahora presiden el General Fausto Zamorano, actual presidente de la mesa directiva del Congreso de la Ciudad de México.
Desde entonces, nos reconocemos cómo formadores del Ejército Mexicano, dotados de una mística de patriotismo, disciplina y de los fines superiores de la defensa de la soberanía de la Nación, la paz y la seguridad nacional.
Es parte de nuestro orgullo y de nuestro reconocimiento a su lealtad a nuestro pueblo, el tema de la Guardia Nacional, merecerá otros comentarios. Lo importante es que los dirigentes de los partidos políticos que formamos la Alianza tenemos que aprender a respetar la identidad de cada uno y al mismo tiempo definir cuáles son los valores superiores que nos unen para defender a esta Nación de los graves peligros que se ciñen sobre nuestros hijos, nietos y las generaciones venideras, si no le otorgamos a la paz social de México el valor superior que nos conduzca al planteamiento de una estrategia común como Frente Nacional para sustituir y rescatar a los mexicanos del crimen organizado y guiarlos por las únicas fuerzas productivas que representa de fondo, el verdadero combate a la pobreza.
Los mexicanos somos presas de un sexenio que nos ha llevado a la incredulidad y la distracción que se predica todos los días de odio y mentira desde el Palacio Nacional.
Y mientras continúa el crimen cometiendo sus fechorías e imponiendo un clima de terror, una conciencia colectiva, obnubilada por la pasión política, es sujeto de manipulación, como una estrategia perversa para deshacer la alianza y utilizar la técnica más sofisticada para destruir los avances que hasta ahora ha logrado Alejandro Moreno y el PRI como defensor de las instituciones que creó el pueblo de México.
Finalmente, interesados por la no ruptura del pacto que confirma la Alianza Política de los tres partidos, que anunció la moratoria, óigase bien, en contra de todas aquellas Iniciativas que enviase el Ejecutivo al Congreso de la Unión que fuesen en contra de los principios de nuestra Constitución y las leyes que le dan soporte al andamiaje institucional tienen una diferencia frente a todas las Iniciativas de reforma a la Constitución presentadas en periodos anteriores y en el actual para hacer reformas a nuestra Carta Fundamental para enfrentar en la transición y estar crisis originada por el centralismo y los rasgos dictatoriales de quién, desde el Palacio Nacional, ha pretendido que sean aprobadas por el Congreso si justificación de carácter moral y económica que respondan a los anhelos del pueblo mexicano.
La Alianza no es un ejército automatizado, está en proceso. Su estrategia no solamente debe concentrarse en los procesos electorales, el antecedente sirve como ejemplo de que es necesario crear en su propia estructura el instrumento que articule y permita lograr su avance gradual en cada coyuntura que vive el país.
Para quienes no hayan leído el Artículo quinto transitorio, sobre todo los senadores de la República, despistados por la algarabía marrullera de su jefe, es justo recordarles su obligación, de reclamar y leer puntualmente el informe que debe de hacerles llegar la Secretaria de Seguridad Pública para evaluar los avances en la integración del Ejército Mexicano como una fuerza de seguridad que permita tanto a los Estados como los Municipios contar con su apoyo en el combate al crimen organizado y recordar también que en ese caso, son los gobernadores quienes ejerzan el mando en su respectiva jurisdicción.
Augusto Gómez Villanueva.