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Ráfaga

(Vasconcelos, Torres Bodet y Agustín Yáñez ofendidos).

Desde hace diez años he comentado que en México estaríamos entre los años 20 y 30 del presente siglo, basado en que a partir de 1955 las mujeres incursionaron en la política, elegir a una diputada federal, fue el punto de partido para nuevas generaciones femeniles que con preparación, experiencia y personalidad  aspiraran a ganar, en las urnas, la Presidencia de la República. Inclusive adelanté que no debería ser menor de 50 años de edad.

En este agosto del 2022 una mujer surgida de familia campesina, alzó la mano y aseveró con toda razón: “Es tiempo de que México tenga una Presidenta” y la voz fue la de Beatriz Elena Paredes Rangel, tlaxcalteca hasta “el tuétano”, cuya carrera política comenzó en 1970.

Era líder de los campesinos, a sus primeros 17 años de vida. Cenecista, PRIista, que jamás cambió la camiseta tricolor de su partido y está por segunda ocasión desempeñándose como Senadora. 52 años sin descanso, al servicio de México.

Ese jueves 18 de agosto Beatriz estuvo de manteles largos, en su cumpleaños número 69; a los 24 era presidenta de la Cámara de Diputados de Tlaxcala.

Recuerdo que en la campaña político-electoral el candidato Luis Echeverría Álvarez fue saludado por Beatriz, en la capital tlaxcalteca. La joven líder también por esos días conoció al dirigente de la Confederación Nacional Campesina, la CNC, Augusto Gómez                                                                                                                                                                                                       Villanueva. De ahí en adelante tres veces diputada federal, dos senadora, líder de la CNC, presidente nacional del PRI, tres veces subsecretaria en Gobernación y una en Reforma Agraria, embajadora en Cuba y en Brasil.

Beatriz al ganar las elecciones, en 1987, en Tlaxcala, fue en México la segunda gobernadora de 1987 a 1992. En Colima a partir de 1979 gobernó la profesora Griselda Álvarez Ponce de León. Además la tlaxcalteca es la única tres veces presidenta del Congreso de la Unión y mismo número de veces que contestó el Informe Presidencial. Presidió el Parlamento Latinoamericano y en 2012 candidata al Gobierno del D.F.

Sin duda el curriculum político de Beatriz la presenta como una experta en política nacional, internacional, incluyendo su trabajo diplomático.

Sin embargo en esta etapa, si Beatriz es designada candidata presidencial, requiere de un equipo de políticos-políticos, de los que se saben de todas, todas, en materia de campaña política y en cobertura de elecciones. Ahí están Pepe Merino Castrejón, Nabor Ojeda Delgado y Jorge Gómez de Silva Cano y Roberto Femat Ramírez, experiencia y honestidad.

El Presidente de México tiene todo el poder. Hace lo que quiere, no lo que piensa. Para él, “nada que la Ley es la Ley”. Tiene su tercia de “corcholatas”, como despectivamente llama sus precandidatos. El que sea nombrado para jugar en el 2024 tendrá hasta el doble de lo necesario para no dejarse ganar.

Es el momento de que los más recientes presidentes PRIistas, a excepción del coahuilense Humberto Moreira y Roberto Madrazo Pintado, trabajen con sus partidarios. Las expresidentas Carolina Monroy del Mazo, Dulce María Sauri Riancho, Claudia Ruiz Massieu y María Cristina Díaz Salazar, deben de ponerse en acción, sí es que apoyan a Beatriz Paredes. 

El PRI no existe como partido político. No hay nuevos cuadros. Los que figuraron en el siglo pasado, están guardaditos en casa. Muchos no aparecen, porque saben que pueden ser silenciados al anunciarles que los investiga el Fiscal Gertz Manero, por órdenes de ya saben quién. 

El que cobra y dice ser presidente del tricolor, es un individuo que jamás evitó ser llamado “Alito”, ni ha demostrado su inocencia frente a los múltiples ataques de la gobernadora de Campeche e hija del PRIista Carlos Sansores Pérez, quien fue gobernador en esa entidad; falleció hace 16 años. “Alito” desde sus días de gobernador manifestó su simpatía por el tabasqueño que vive y trabaja en Palacio Nacional.

LAS MUJERES NO ESTÁN UNIDAS

Primero se impuso El Machismo para dejar entrar a la mujer mexicana a las tareas políticas. De los partidos vigentes, el PRI desde 1929 a la fecha no ha postulado a una de sus muy activas militantes. El PAN en 2012 eligió como su candidata a la poblana Josefina Eugenia Vázquez Mota. Es la única de las cinco aspirantes a Presidenta de la República que consiguió una alta votación y contó con el respaldo de millones de mujeres. 12 millones 722 mil 630, el cómputo final en el Instituto Nacional Electoral.

Bajo el argumento de que la “mujer no está preparada para gobernar al país” durante toda la etapa de gobiernos sexenales ha estado en manos de los hombres. Las mujeres no demostraron unidad cuando surgió la primera candidata presidencial, en 1982, quedando doña Rosario Ibarra de Piedra en séptimo lugar de la votación; fueron nueve los contendientes. La voz femenina no sonó fuerte. La mayoría de las electoras prefirió emitir el sufragio a favor un hombre.

Doña María del Rosario Ibarra de la Garza, una saltillense que desde los años setenta destacó como luchadora social al emprender la búsqueda de su hijo Jesús, como diputada federal desde su escaño senatorial no dejó la misión de trabajar por los desaparecidos y ello le valió recibir la Medalla Belisario Domínguez. Murió el 16 de abril de este 2022 y en dos ocasiones fue postulada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores para la Presidencia de la República. En 1988 tuvo muy baja votación, apenas fueron 74,857 votos y quedó en último lugar. En 1982, ganó 416,446 sufragios. Apareció su nombre entre las personas nominadas al Premio Nobel de la Paz.

La sonorense Cecilia Soto González  y la defeña Marcela Lombardo Otero participaron en las elecciones que cerraron el Siglo XX, comicios en los que ya no participó el también sonorense Luis Donaldo Colosio Murrieta, baleado en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California.

Cecilia tuvo el respaldo del Partido de los Trabajadores y se acercó al millón de votos, mientras que la hija del maestro Vicente Lombardo Toledano, no se acercó ni a los doscientos mil.

Por su parte Dora Patricia Mercado Castro, también de Sonora, se apuntó como candidata del Partido de Alternancia Democrática y Campesina. Hizo una campaña fructífera en las urnas, obtuvo un millón 178 mil 441 votos.

CLAUDIA SHEINBAUM PARDO

En uno de sus programas televisivos “La Mañanera”, el Presidente de México tuvo “la ocurrencia” o una “buena puntada” de dar nombres de posibles sucesores en el 2024. Con especial acentuación dijo el de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. En un evento en la Alcaldía Gustavo A. Madero, el tabasqueño levantó el brazo de la ingeniera en energía y ambiental, en señal de darle todo su apoyo.

Vinieron nuevas giras políticas, más eventos dentro y fuera de la Capital Mexicana, en donde las porras le gritaron a una sonriente Claudia Sheinbaum: ¡Presidenta!, ¡Presidenta!, ¡Presidenta!

La funcionaria, una de “tres corcholatas”, empezó por pedir permisos sin goce de sueldo, los fines de semana, para asistir a mítines organizados por Morena. Era una abierta precampaña, no permitida por la legislación electoral, pero se aplicó la frase de “nada que la Ley es la Ley”. Pasarela en Toluca, Estado de México, y en Saltillo, Coahuila, entre otros. Claudia anduvo en Quintana Roo y en Baja California. Los otros dos “corcholatas” hicieron lo mismo, recorrieron otras capitales estatales.

Todos sabemos que el término “corcholata” es ofensivo para citar a una mujer o a un hombre con el futuro de ocupar la Presidencia de México. El propio tabasqueño se adjudicó ser “el destapador”, aunque ha afirmado que “ya no hay tapados”. Con ello se hizo referencia al pasado, en los días del PRI, cuando se ocultaba el nombre del candidato, “al que señalara el dedito presidencial”.

Claudia Sheinbaum, como todos los colaboradores del tabasqueño, están sujetos a las disposiciones que él dicte, a lo que él ordene y todos deben acatar la orden, como ocurre con los diputados federales de su partido, deben de aprobar las iniciativas presidenciales, sin cambiarle ni una coma. La jefa de Gobierno Capitalino ha tenido aciertos y desaciertos.

La mancha más negra de su administración, es la de la tragedia registrada en mayo de 2021 en un tramo del Metro hacia la Estación Tláhuac, y el incendio en el Puesto Central de Control  del Metro, en enero del mismo año. Protegió o le ordenaron no molestar a la ingeniera mecánica Florencia Serranía Soto, directora del Metro y responsable en los dos sucesos.

La trayectoria política y administrativa de Sheinbaum Pardo abarca: del 2000 al 2006, secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal. Fue jefa delegacional en Tlalpan durante el período de 2015 a 2017 y desde el 5 de diciembre de 2018 asumió la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

En su vida privada destacan sus biógrafos que fue un activista como estudiante de la Facultad de Ciencias, en la UNAM. Se desempeñó en tareas académicas. Estuvo casada con el sociólogo Carlos Imaz Gispert, hasta 2016. Son padres de Mariana y Rodrigo Imaz S.

jherrerav@live.com.mx.