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(En la consulta, opinas no votas, apruebas o rechazas).

A 37 años y dos meses de aquel miércoles 30 de mayo de 1984, cuando fue asesinado a tiros, por la espalda, el columnista más leído e influyente en la segunda mitad del Siglo XX, Manuel Buendía Tellezgirón, sigue latente la pregunta “¿Quién lo Mató?” y está viva la interrogante sobre quién fue el autor intelectual.

El tema está, nuevamente, en las pláticas familiares, en los comentarios periodísticos, en las tertulias políticas. El documental producido y filmado, bajo la dirección del colega Manuel Alcalá, que se exhibe en la televisión, vía Nexflit, inquietó el cotarro,  despertó conjeturas, especialmente porque el abogado chiapaneco Javier Coello Trejo expresó con mucho énfasis “¿Quién mató a Manuel Buendía?”.

Coello Trejo aseguró que, como Subprocurador en la desaparecida Procuraduría General de la República, interrogó a Jose Antonio Zorrilla Martínez, no le encontró culpa alguna y él, José Antonio, si sabe quién cometió el crimen. El exdirector general de la Dirección Federal de Seguridad, fue acusado, procesado y sentenciado a 35 años de prisión, considerado autor intelectual del crimen. Cumple, desde 2013, con arresto domiciliario hasta 2023 y sostiene ser inocente.

A Coello Trejo lo visité en su oficina de Procurador Federal del Consumidor, su jefe de Prensa era mi añorado René Hernández Cueto. Hombre afable, buen conversador y mano dura por lo que le llegaron a llamar “El Fiscal de Hierro” (mote que el primero en recibirlo fue el veracruzano Amador Toca Cangas, entonces M.P. Federal en Tijuana, B.C.). Su observación en el “Caso Buendía” es muy importante, aunque dudo vayan a abrir la averiguación.

En el documental hay una mezcla de situaciones y de comentarios, pero no precisan nada. Nadie hace afirmaciones categóricas en relación con el asesinato. Iván Restrepo fue certero al definir la personalidad de Manuel. El jurista y Notario Público Ignacio R. Morales Lechuga, como Procurador de Justicia del Distrito Federal ejecutó personalmente la orden de aprehensión contra Zorrilla. El Fiscal Especial Miguel Ángel Domínguez tampoco se vio convencido de que los procesados junto con Zorrilla Martínez eran los responsables del suceso.

VERSIONES, VERSIONES Y MÁS VERSIONES

Al paso de los años, nos queda un recuerdo muy grato del trato profesional, amigable y familiar con quien fue el columnista político que nació el 24 de mayo de 1926, en Zitácuaro, Michoacán, es decir, fue asesinado seis días después de cumplir 60 años. Ese día estrenaba el traje de su color preferido, azul, regalo de su cumpleaños que le dio su esposa Lolita Avalos. Tres hijos en el matrimonio: José Manuel, Josito le decimos de cariño: Gabriela, la hoy superinteligente doctora en Matemáticas, Gaby y Juan Carlos. Ninguno entró al gremio periodístico.

Con frecuencia me formulan la pregunta sobre qué opino del asesinato de Manuel Buendía y ahora se actualiza por la exhibición televisiva del documental Red Privada, como tituló Manuel su columna en agosto de 1959, siendo reportero del diario La Prensa. Esa noche al terminar de redactarla, volteó a su izquierda y nos llamó a Mario Alberto Santoscoy y a mí, diciéndonos: “Muchachitos, ya terminé Red Privada. Ustedes van a ser mis reporteros –sonrió—y me van a traer temas”. Ni fuimos sus reporteros y nunca le dimos un tema.

Pues, ahora recibí la misma pregunta y de manera especial de la joven periodista Claudia Pérez Atamoros: ¿Cuál es su opinión, querido Profesor? La repuesta no es sencilla, pero entraña referir diversos aspectos. El más conocido, que fue un crimen de Estado. Se mencionaron al presidente Miguel de la Madrid Hurtado, al secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz y a Zorrilla Martínez y sus hombres de confianza, como Juan Rafael Moro y a uno apodado “El Chocorrol” de nombre José Luis Ochoa Alonso.

La primera versión involucró a Zorrilla Martínez, quien  llegó minutos después del asesinato porque, dijo, su oficina estaba a cinco minutos de Insurgentes y Hamburgo, donde estaba el estacionamiento en que Buendía dejaba su coche. Manos diversas, oficiales y particulares, vaciaron el archivo del columnista. Desde ese momento cada quien “definió” el curso de la investigación, sin coordinación alguna. Sobraron los “investigadores”.

Red Privada “viajó” de Basilio Badillo 40, 5º piso, por las redacciones de los Soles de la empresa de don Mario Vázquez Raña, del El Universal y se consolidó en Excélsior. También el gran amigo José Luis Becerra, director de la Agencia Mexicana de Información, la envío a más de medio centenar de diarios estatales y lo mismo ocurrió cuando estuvo en El Periódico de la Vida Nacional, el entonces influyente y reconocido internacionalmente Excélsior.

Los temas que abordaba el columnista, normalmente eran denuncias documentadas, reporteadas, confirmadas y Manuel no recurría nadie para consultar su trabajo. El archivo completo hubiese servido para seguir pistas, pues en los antecedentes periodísticos que Manuel guardaba y los textos de las columnas, un auténtico investigador encuentra las vías de solución.

En sus primeras semanas apareció una investigación acuciosa que hizo Buendía en torno al Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, el MURO, un grupo de estudiantes ultraderechistas, anticomunistas, fascistas, violentos, de choque.

Otros días los dedicó a revelar una serie de triquiñuelas de los Leaño, propietarios de grandes extensiones de tierra y de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Se metió duro contra “Los Tecos”. Ya estaban abiertos dos frentes en su contra.

Buendía no mentía, no lanzaba ataques sin fundamentación, incomodando a los involucrados porque afectaba intereses. En el caso del MURO tenían vínculos internacionales. En otra etapa puso al descubierto a los agentes de la CIA en México, lo que resonó fuerte en el vecino país del Norte.

Manuel Buendía contaba con miles de ojos y de oídos en todas partes, cuidando siempre no caer en las trampas que suelen poner quienes se sienten perjudicados y no pueden negar los cargos. Arriaba parejo con líderes sinvergüenzas, políticos corruptos, empresarios comprometidos. Diría mi abuelita, no dejaba títere con cabeza. ¿Cuántos enemigos gratuitos tenía? Tantos como el crecido número de seguidores. Por eso se le catalogó como el columnista más leído, de fuerza absoluta y de rectitud indiscutible.

Sabía ser conciliador y aceptaba dialogar con quienes no estaban de acuerdo con él.

Cito un caso concreto, en  el sexenio de Miguel de la Madrid se hicieron reformas a la legislación agraria. En sus investigaciones reporteriles Manuel criticó que el titular de La Secretaría de la Reforma Agraria firmara las resoluciones para ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, cuando era una facultad que ejercía el Presidente de la República, evitando la corrupción. El enfrentamiento nunca se dio entre el funcionario (ingeniero Luis Martínez Villicaña) y el periodista. Los dos personajes se reunieron en una comida (concertada por este comentarista) que duró seis horas y los acérrimos enemigos terminaron como “viejos” amigos que se citaron para ir de cacería. Ambos michoacanos de nacimiento. No volvieron a encontrarse; la comida fue 8 o 10 días antes del crimen.

Otra versión que no llegó a conocerse fue cuando la Procuradora de Justicia del D.F., Victoria Adato Green, enfocó la averiguación por un rumbo no tocado. “Manuel tenía muchas amigas, muchas novias, quiero que me hables de ello”. Sorprendido de la petición, le contesté inmediatamente: “Discúlpame Vicky, pero nunca supe de sus amigas o novias. Si lo supiera, tampoco te lo diría”. La primera procuradora de justicia en nuestra Capital y un servidor, fuimos compañeros desde la Escuela Nacional Preparatoria y después en la Generación 56 de Abogados, UNAM.  

He aquí, que el asesinato del columnista también fue atribuido a sus denuncias contra los narcos y la relación que esos delincuentes tenían con los altos funcionarios federales y estatales.

Sé, estimada Claudia Pérez Atamoros, que no contesto tu pregunta sino externo un comentario general sintetizando que nunca se hizo una verdadera investigación policíaca, simple y sencillamente porque los autores intelectuales planearon todo un CRIMEN SIN ACLARAR, UN CRIMEN PERFECTO y es probable que fuera verdad que los sentenciados, no tuvieron culpa. José Antonio Zorrilla Martínez debe dejar escrita la verdad. Que no se lleve el secreto a la tumba, si creemos en la afirmación, grabada, de Coello Trejo.

UN DOCUMENTAL BIOGRÁFICO

Dentro de pocos días estará terminado un documental en torno a Manuel Buendía Tellezgirón que abarcará aspectos muy diversos. La idea del productor, el doctor Miguel Ángel Sánchez de Armas, es que conozcamos como era el galardonado columnista en su vida familiar, en el trato con sus amigos, sus aficiones, el hábito de la lectura, sus inicios en el periodismo al llegar a la Ciudad de México.

Otro capítulo mostrará cómo se desempeñaba en el oficio o profesión de reportero diarista, de sus actividades académicas en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. En la Redacción de la Prensa fue presidente del Consejo de Administración de la Editora de Periódicos, S.C.L. La Prensa (una de las primeras sociedades cooperativas periodísticas), como director de La Prensa colocó al diario en lo que conocemos como la Época de Oro, 1960-1963. Excelente compañero y sencillo en su trato, aunque no era fácil ser su amigo y la amistad la daba incondicionalmente.

También se incluye en el Documental Biográfico la opinión de quienes estuvieron con él en el CONACYT, en la Comisión Federal de Electricidad, en el Departamento del Distrito Federal y otras dependencias federales. Dirigió el vespertino del diario El Día, se llamó Crucero, con él participó Mario Alberto Santoscoy. Don Enrique Ramírez y Ramírez era el fundador del mencionado diario matutino.

En la elaboración del documental, colaboran con Sánchez de Armas: Guillermo Martínez y Gabriela Ávila, director y coordinadora de producción, respectivamente; Felipe Márquez es el realizador y camarógrafo y Tania Jiménez es la asistente del Director.

TRES OLVIDADOS PERSONAJES

La vida cambia día a día en todos los órdenes. Por una u otra razón los personajes mexicanos se quedan en el olvido. Para las nuevas generaciones, mis hijos y mis nietos, nada o poco saben de quienes trascendieron por sus obras materiales, culturales, literarias. La culpa es de los adultos que nos sumamos a la modernización y se cavaron las reuniones familiares donde se leía a los clásicos, en las que había intercambio de ideas, discusiones, polémica. Bueno, pongo mi granito de arena y comentaré sintetizadamente lo que distinguió a tres mexicanos.

Manuel López Cotilla nació en Guadalajara, Jalisco, el 22 de julio de 1800. Desde su juventud dedicó su tiempo al magisterio. Profesor Progresista impulsó la creación de las escuelas rurales, en los alrededores de la Capital Tapatía fundó la instrucción primaria ligadas a las artes y oficios. Ese egregio educador estableció el primer instituto de educación para los adultos. En su lugar de nacimiento una de las principales avenidas lleva su nombre y hay otra en la Colonia del Valle, en la Ciudad de México. ¿Habían oído, leído o comentado algo en torno a este gran mexicano?

También en los días de la Nueva España, el 23 de julio de 1820, en la hoy Ciudad de México, llegó a este mundo el periodista, escritor y poeta Joaquín Fernández de Lizardi, a quien se conoce por haber editado entre 1812 y 1814 el periódico “El Pensador Mexicano”. Su legado trascendental fue la fundación de la Sociedad Pública de la Lectura, donde la gente acudía a leer periódicos y libros. Muchos adquirieron el hábito a la lectura. Últimamente hay grupos o clubes de lectura y de aprendizaje literario, como los fundados por Noemí Atamoros Z., Esther Vázquez Ramos y Charlotte Juárez Carranza.

Dos años antes de decir adiós al Siglo XIX se registró el nacimiento del ilustre defeño Daniel Cosío Villegas, uno de los más polémicos personajes del pasado. El economista, escritor, diplomático, académico y hombre de intachable conducta, sigue viviendo a través de sus obras analíticas de momentos cruciales como el de la Revolución Mexicana, el análisis de los gobiernos que surgieron después de la pacificación en el país. Aportó sus conocimientos en el Fondo de Cultura Económica y compartió las experiencias que tuvo como estudiante de Universidades Londinenses, Norteamericanas y la UNAM. Vivió 78 años. Nació el 23 de julio de 1898.

LOS JUEGOS OLÍMPICOS

1.- El 23 de julio del Año 776, antes de Cristo, en las planicies de Olimpia y en honor del dios griego Zeus, se inician los Primeros Juegos Olímpicos, que “fueron diseñados como un conjunto de competencias atléticas”.

2.- En Montreal, Canadá, en la Olimpiada de 1976, el sargento Daniel Bautista gana la medalla de oro en la Caminata de 20 kilómetros, aquel 23 de julio.

3.-El mexicano levantador de pesas Jorge Cárdenas para salir en la foto, se despojó del cubrebocas durante el desfile de las delegaciones, en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 el pasado 23 de este julio.

jherrerav@live.com.mx