-No fue Primera Dama, pero aceptó ese trato
-BGM influyó para cambiar la historia de México
-Frustrada, no le abrieron las puertas académicas

Ráfaga

Pocos sabíamos de que en México hay una mujer que siente tener mucho poder político, como lo tuvo seis años antes, inquieta y decidida a demostrar su fuerza.

Hasta ahora, este comentarista periodístico, era uno de los que pensaba, sigo creyéndolo, que la doctora científica Claudia Sheinbaum Pardo es la única con los poderes, el mando y la institucionalidad en la República Mexicana.

En la tarea reporteril hablé con personas profesionales, debidamente acreditadas, que me informaron detalles de lo que, en últimos años, en este siglo, ha realizado sin éxito la señora Beatriz Gutiérrez Müller.

La esposa del huésped principal en el rancho La Chingada, allá por Palenque, afirma con seguridad plena que, con el tabasqueño y el hijo de ambos, Jesús Ernesto, integran una familia feliz, aunque desde hace más de un año, que ella y su hijo, dejaron de vivir en Palacio Nacional.

De lo que aparece en su semblanza, biografía o curriculum, no es cierto que sea historiadora. Dice ser profesora de una universidad pública, pero indica en cuál de las muchas que hay.

HIZO TAREAS DIPLOMÁTICAS
Beatriz Gutiérrez Müller oficialmente no fue Primera Dama de México, argumentando que no debería de haber mujeres de segunda.

Sin embargo, en sus viajes internacionales, incluyendo los de paseo, recibió el trato de Primera Dama, como le consta a mucha gente y a sus propios acompañantes.

Se impuso, presidencialmente, para desplazar a los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores y a los embajadores mexicanos acreditados en el extranjero. Estuvieron marginados los diplomáticos en esas visitas.

AUDIENCIA PAPAL
La visita al Papa Francisco reveló, por primera vez, la influencia de doña Beatriz. Con el simple carácter de esposa, fuera del protocolo diplomático, tuvo la audiencia. El embajador Alberto Chavarría Barranco no apareció. Sin embargo, la señora cumplía una misión diplomática.

Elegantemente vestida de negro, con una exquisita mantilla cubrió su cabeza, la señora señaló que fue una visita “de propósito cultural e histórico”.

Tiempo atrás, recordemos que el tabasqueño demandó que Su Santidad pidiera perdón por los abusos consumados 500 años antes en México Tenochtitlán.

La señora entregó una carta firmada por el Presidente de México, solicitando el préstamo por un año del Códice Borgia, objetos y documentos históricos de México. 

Fue en esos días cuando en Palacio Nacional difundieron que en 2021 se festejarían los 700 años de la fundación de Tenochtitlán y los 500 de la Conquista. Los historiadores mexicanos aclararon que tales celebraciones deberían ser en 2025.

Las gestiones, en El Vaticano, no resultaron exitosas.

EL PENACHO DE MOCTEZUMA
La presidenta del Consejo Asesor Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, avanzó hacia la capital vienesa para entrevistarse con el presidente Alexander van der Bellen, como esposa y sin rango diplomático.

La señora solicitó que el gobierno austríaco devolviera México el Penacho de Moctezuma II, Xocoyotzin, “o nada más que nos lo presten”.

La respuesta: un rotundo ¡no! El presidente mexicano dijo que los austríacos eran “arrogantes y prepotentes”.

Bueno, un aspecto importante.
El Penacho de Moctezuma que está, desde 1928, en el museo de Viena, no era el único que tenía el penúltimo emperador azteca y no hay pruebas de que lo usara. Fue uno de los 159 regalos de Moctezuma a Cortés.

En 1991 se hizo una gestión presidencial. Fue ofrecida la carroza que Maximiliano y Carlota utilizaron en México, a cambio del famoso penacho. Tampoco accedió el gobierno austríaco.

En su gira turística por Europa, con la representación personal del Presidente de la República, no del gobierno ni del pueblo mexicanos, doña Beatriz en Roma se entrevistó con el presidente Sergio Matarella, a quien le solicitó los Códices Florentino y el de Bologna. No hubo respuesta.

A la señora Brigitte Macrón, Primera Dama de Francia, la acompañó en la exposición Los Olmecas y las Culturas del Golfo de México. Esto en octubre de 2020.

En Buenos Aires, Argentina, luego de entrevistarse con el presidente Alberto Fernández, conversó con el Ministro de Cultura, Tristán Bauer, para buscar hermanar a los países en materia cultural.

La señora Gutiérrez Müller también viajó a Chile, a Estados Unidos y a Honduras, con la representación personal de su esposo. También fue a Guatemala y a Belice.

Comentario periodístico: No se consiguió lo buscado, porque no se cumplieron con las reglas diplomáticas vigentes.
CARTAS AL REY DE ESPAÑA Y AL PAPA
Doña Beatriz no es historiadora y sus amigos que lo son, como Pedro Salmerón, pues la inclinaron a influir en el tabasqueño, descendiente de un español, para que escribiera -o le escribieran- cartas al Rey de España y al Papa Francisco, demandándoles el perdón, por hechos ocurridos hace más de 500 años, en agravio de habitantes de los pueblos originarios.
En ambos casos no hubo respuesta.

Debieron la señora Gutiérrez Müller y sus colaboradores ilustrarse, porque en diciembre de 1836 se firmó el Tratado Santa María Calatrava, que en sus seis artículos sintetiza la amistad y paz.

A partir de la firma, en Madrid, “habrá total olvido de lo pasado y una amnistía general y completa para todos los mexicanos y españoles”. Quedó asentado el inicio de una buena relación comercial y de navegación, en beneficio de ambos países.  

Juan Pablo II estuvo el 13 de agosto de 1993 en Izamal, Yucatán, donde ofició misa y pidió perdón a todos los indígenas de México, por la matanza de 6,000 mayas, ordenada por el inquisidor Diego de Landa, cuando se negaron a convertirse al catolicismo. Aludió Su Santidad a todos los indígenas mexicanos.

OCURRENCIAS DE DOÑA BEATRIZ
Si la señora buscó ser noticia de primera plana, lo consiguió desde el primer día al declararse no Primera Dama de México y ejercer como influyente dama, poderosa políticamente, apoyada por su esposo. Se le atribuyen las ocurrencias siguientes, según se comentaba en los pasillos de Palacio Nacional.

Don Armando Fuentes Aguirre, periodista, historiador, académico y conferencista coahuilense, el pasado día 18 en su columna “De Política y Cosas Peores”, firmada por Catón, les participó a sus cuatro lectores:
“…la esposa del Presidente incurrió en acciones tales como ordenar el retiro de la estatua de Colón y cambiarle nombre a la tradicional calle Puente de Alvarado, lo mismo que al siempre llamado Árbol de la Noche Triste…Igualmente envió una carta al Rey de España exigiéndole una disculpa por hechos acontecidos hace cinco siglos, cuando ni España era España ni México era México”.

La entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, hoy Primera Presidenta de México, el 10 de octubre de 2020 ordenó retirar de la Glorieta de Colón, en Paseo de la Reforma, “para restaurar”, la estatua de Cristóbal Colón. La inauguró en 1877 Porfirio Díaz.

Mentira gigante de doña Claudia Sheinbaum Pardo. La estatua la trasladaron al Parque América, en Polanco. Las cuatro estatuas de los frailes, también iban a ser restauradas. La “ocurrencia” partió de Palacio Nacional. Colón fue sustituido por la escultura prehispánica de “La joven de Amajac”.

Pedro de Alvarado, del equipo de Hernán Cortés, era sanguinario. Autor de la matanza de 400 aztecas en el Templo Mayor por seguir rindiendo culto a sus dioses y no aceptar la evangelización católica. Cuando derrotado emprendía la retirada, “en la tercera cortadura de la calzada de Tlacopan, donde había un foso, lo salva de un salto”.

Eso dio origen a llamarle calle Puente de Alvarado, un tramo de 700 metros, entre lo que hoy son la calle de Rosales y la Avenida Insurgentes Norte, rumbo a Tacuba.

En esa calzada también hubo una modificación. Ahí, por siglos, había un gigantesco árbol, al que conocimos como Árbol de la Noche Triste, doña Beatriz lo “bautizó” como Árbol de la Noche Victoriosa.

NO ES HISTORIADORA
Doña Beatriz ha buscado ingresar a las instituciones académicas, sin lograrlo por no ser licenciada, maestra o doctora en Historia. Sus grados son Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, Maestría en Letras Iberoamericanas y Doctora en Teoría Literaria.

Pretendió ingresar al Colegio Nacional, no contó con la aprobación de los miembros de esa institución. Doña Beatriz se enojó y dijo que el Colegio Nacional era “El Club de Tobi”.

No es por contradecirla, desde 2006 se abrieron las puertas a las mujeres y ya son diez las que figuran en la historia de la institución fundada en 1943.

La primera fue la historiadora e investigadora, reconocida internacionalmente, Beatriz de la Fuente, aprobada en 2006 y en febrero de este año, la décima que ingresó al Colegio Nacional, es la socióloga Silvia Elena Giorguli Saucedo, presidenta del Colegio de México, desde 2015. 

Tampoco pudo formar parte de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología. En dos ocasiones la rechazaron por no ser licenciada en Historia o materias afines.

Logró en 2019 su ingreso a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, como esposa del Presidente de México. La ceremonia la presidió el maestro y sociólogo Hugo R. Castro Aranda.

En ese mismo año fue nombrada investigadora A del Instituto de Ciencias y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. También es investigadora de alto nivel en el Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras, dependiente del Conacyt, la doctora María Elena Álvarez Buylla Roces, cuando era directora del Conacyt, la ascendió a nivel 1.

Muy pronto la profesora, investigadora y esposa del tabasqueño podría ser noticia, si presenta su demanda contra el diario español ABC, cuando entré en vigor “la nueva justicia”, por la noticia que difundió sobre la posible residencia de doña Beatriz en Madrid.

Lo mismo espera el historiador Pedro Salmerón, que ha formulado diez denuncias por hechos que considera en su agravio.
jherrerav@live.com.mx