Jesús Te Ampare

XALAPA, VER.- El revés electoral que sufrió Morena en la elección municipal de Veracruz, puede interpretarse como una llamada de atención para la dirigencia estatal del partido, y para quienes tienen cargos estratégicos vinculados a la operación política y social en la entidad.

Como delegado de Bienestar, Juan Javier Gómez Cazarín, representa la estructura social del gobierno federal. 

Su responsabilidad va más allá de lo administrativo: en un contexto político-electoral, también es pieza clave en el vínculo entre los programas sociales y la percepción ciudadana.
Es el generador de sufragios para acuerpar a su partido y a la 4T.

El problema radica en que, cuando estos programas no se traducen en una percepción positiva o se interpretan como mal utilizados, el resultado puede ser desastroso.

El fracaso en la elección municipal, podría reflejar una desconexión entre el trabajo territorial de Bienestar y las necesidades reales de la población.

Por su parte, Esteban Ramírez Zepeta, como líder de Morena, carga con la responsabilidad directa de la estrategia electoral.

Desde la designación de candidatos, hasta la movilización territorial, su rol es garantizar la cohesión interna y la competitividad del instituto político.

Si Morena sufrió derrotas en plazas clave (Poza Rica, Papantla, Orizaba, Boca del Río, Medellín, Alvarado, Tierra Blanca, Cosoleacaque, La Antigua, entre otras) eso también habla de fallas en el manejo político interno, conflictos locales no resueltos o una mala lectura del electorado.

Además, el oriundo de las Choapas ha sido duramente criticado por operar bajo una lógica de grupos y cuotas, lo que a menudo genera rupturas al interior de Morena, debilitando su base en momentos clave como las elecciones.

Es evidente su pusilanimidad en política y la impericia en el partido, quizá por su adoración permanente al Dios Baco (vino, fertilidad y éxtasis).

Ambos personajes, desde sus respectivas posiciones, tienen un papel determinante en fortalecer la presencia de Morena.

El resultado adverso sugiere que hubo errores de cálculo, fallas operativas o desconexión con las bases.

No es exagerado puntualizar que tanto Gómez Cazarín como Ramírez Zepeta, deberán rendir cuentas políticas y económicas y hacer autocrítica si el partido quiere recomponer su estructura y mantener su hegemonía rumbo a futuros comicios.

La propia gobernadora –con una fuerza y sensibilidad política, enfatizó:
“Cada partido va a asumir lo que le corresponde, de hecho a veces se aprende más de los tropezones, porque se fortalece uno. Yo no tengo problema”.

Además, tiene todo el poder para acomodar a sus piezas, que serán determinantes para consolidar e impulsar su proyecto político.

Es tiempo de una profunda reflexión para convertir a su administración, en una de las más eficientes del gobierno de la República.
ceciliogarciacruz@hotmail.com