-Tres grandes líderes del sindicalismo mexicano
-Antiquísimo festejar a “Los maistros albañiles”
-Derrota histórica del Ejército Francés, en Puebla
-Pénjamo, Guanajuato, tierra de Miguel Hidalgo
Alfa-Omega
Con celeridad pasamos la primera semana del quinto mes del convulsionado 2023. La curiosidad me llevó a buscar el origen del nombre de este mes, Mayo. Una versión indica que el nombre se lo impusieron en honor a la ninfa Maia, de la mitología griega.
Mayo es uno de los 7 meses que tienen 31 días en el Calendario Gregoriano. En el año en curso es el único que tiene cuatro festividades en los primeros ocho días.
EL TRÍO DE LÍDERES SINDICALES
En nuestro país el sindicalismo tuvo su época dorada. Desde antes de la fundación en 1912 de la Casa del Obrero Mundial hasta finales del Siglo XX, Las organizaciones de trabadores participaron, en forma importante, en la economía y en la política. La fuerza sindical se reflejó al ser incluidos, los dirigentes, en gabinetes presidenciales, gubernaturas y tarea legislativas.
Tres de los líderes más destacados fueron el callista Luis Napoleón Morones, el teziutleco Vicente Lombardo Toledano y el lechero Fidel Velázquez Sánchez.
Morones dio vida a la Confederación Regional Obrera Mexicana, CROM, y fundó el Partido Laborista Mexicano, además fue Secretario de Industria, Comercio y Trabajo con el presidente Plutarco Elías Calles.
Lombardo fundó la CTM, actuó como el primer secretario general de la misma, legislador, organizador del Partido Popular al que años después agregó la palabra Socialista y candidato presidencial, derrotado por Miguel Alemán Valdés. Su prestigio se extendió internacionalmente. También fundó la Universidad Obrera.
Don Fidel desbancó a su maestro Lombardo Toledano y de 1941 hasta su muerte en 1997 fue dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, la balanza de la economía y la política nacionales. Integró el grupo Los Cinco Lobitos, con el ex lechero de Nicolás Romero, Edomex, se unieron Jesús Yurén Aguilar, Fernando Amilpa Rivera, Alfonso Sánchez Madariaga y Luis Quintero.
El líder CeTeMista formó a una generación de dirigentes sindicales y mantuvo coordinación y control, lo que permitió la estabilidad política del País, Don Fidel fue un indiscutido político al que los presidentes de México le tenían respeto. Dirigentes cetemistas lograron gubernaturas, senadurías y diputaciones federales y estatales. Emilio M. González, es un ejemplo. Presidió el Senado de la República en la época del salinato y gobernó su natal Nayarit, donde también lo hizo su hijo Ney.
HOY, CACIQUES SINDICALES
Comento en torno los personajes de un sector muy importante en la República Mexicana, como lo es en otras naciones, precisamente al recordar el movimiento sangriento de Chicago ocurrido del 1 a 4 de mayo de 1886. La fecha dio origen a que cada primer día de mayo sea declarado Día del Trabajo. En las 31 ciudades capitales y en algunos municipios importantes, así como n la Capital Mexicana, era una verdadera fiesta nacional.
Desde 1966 y hasta 1994, al iniciarse el desfile obrero en la primera fila y al frente del contingente, iba el Presidente de México y a su derecha el hombre de las gafas obscuras, don Fidel. Con Ernesto Zedillo se cancelaron los desfiles y en los tres últimos años de su sexenio hubo concentraciones de obreros en el Zócalo.
Los sindicatos fueron decayendo. En 1997 murió don Fidel y no sólo la CTM perdió fuerza. Los obreros de hecho quedaron un tanto desprotegidos. Para el inicio del Siglo XXI ya estaban enquistados dirigentes como Francisco Hernández Juárez, de telefonistas. Llegó a la secretaría general hace 47 años, sigue ahí y es inamovible; su bandera era acabar con el sindicato “blanco” y la corrupción.
En el Estado de México se ha hecho millonario un señor de nombre Armando Neyra Chávez. En 1959 se inició como líder seccional y desde 1987 a la fecha es el secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora del Estado de México.
Neyra Chávez presume que los trabajadores lo reeligen “voluntariamente” y por eso ha durado, ¡34 Años!, como dirigente de la Federación de Trabajadores del Estado de México, filial de la CTM. 5 veces diputado federal. Consentido por los gobernadores Carlos Hank González y Enrique Peña Nieto, quien lo apoyó para “vacacionar” seis años como senador.
LA SANTA CRUZ Y LOS ALBAÑILES
Me enteré y lo comento que la festividad católica de la Santa Cruz tiene una relación directa con la celebración del Día del Albañil y data del Siglo IV.
En las crónicas se cita que en el año 326 el Emperador Constantino I El Grande “soñó que veía una cruz luminosa y una voz le decía que con ese signo, ¡vencerás!”. Con sus tropas salió a la batalla de Majencio. En los estandartes y en una bandera puso una cruz como la de su sueño. Triunfó y dejó de perseguir a los cristianos. Ël y su madre, la Emperatriz Helena, creyeron en Jesús. El emperador antes de morir, aceptó ser bautizado y se convirtió en el primer emperador católico.
Cuentan que por esos años, en Jerusalén fueron encontradas unas reliquias. Astillas de la cruz donde murió Jesucristo. La reliquia fue llevada a un templo y un grupo de albañiles decidió transformarlo, es decir lo remodelaron en el interior.
Mientras en Roma, arquitectos y albañiles construyeron la Basílica de la Santa Cruz. Y así empezó a organizarse la fiesta doble: la religiosa de la Santa Cruz y la de los albañiles como constructores.
En México los festejos se hicieron tradicionales. Vicente Leñero escribió el libro titulado “Los Albañiles” y en el cine el comediante Adalberto Martínez Resortes con ese tema, personificando a “un maistro albañil”. Cantinflas también “trabajó” como albañil en la cinta “El Bolero de Raquel”.
La fiesta se celebra en las mismas instalaciones de la construcción. Se adorna con flores y una gran cruz también cubierta con flores. Ahí mismo se oficia la misa y después a degustar barbacoa, carnitas, mole y arroz, tortillas calientitas, pulque blanco y curado, cerveza y refrescos. El Arzobispo Primado de México, el michoacano Luis María Martínez y Rodríguez, en los años 50 del siglo pasado, convivía y “conbebía” con los “maistros y los media cucharas” junto con arquitectos e ingenieros.
DOS INVASIONES FRANCESAS
Las tropas francesas invadieron nuestro territorio en dos ocasiones, en el Siglo XIX. La primera, La Guerra de los Pasteles, fue para los enviados por Napoleón III. La segunda, culminó con dos victorias mexicanas: soldados e indígenas derrotaron al entonces invencible Ejército Francés y el fusilamiento del emperador austríaco Maximiliano de Habsburgo.
Franceses en 20 barcos llegaron al Puerto de Veracruz, atacando de inmediato al Fuerte de San Juan de Ulúa. Era el 16 de abril de 1838. Estaban al mando de Charles Baudin, nombrado, además, ministro plenipotenciario. El motivo: una reclamación del gobierno francés que ascendía a 600,000, pesos por daños causados por unos marinos mexicanos a una pastelería.
La invasión terminó el 9 de marzo de 1839. México pagó la cantidad mencionada y 200,000 pesos por “gastos de la flota francesa”. Hubo firma de Tratado de Paz y Amistad. Anastasio Bustamante era el presidente y las tropas defensoras estuvieron a cargo de los generales Antonio López de Santa Anna, Guadalupe Victoria y Mariano Arista; los tres fueron presidentes.
Tradicionalmente lo que se celebra y conmemora es el triunfo de los mexicanos jefaturados por el joven general, Ignacio Zaragoza Seguin, en la Batalla del 5 de Mayo de 1862. El doble escenario, en la Ciudad Capital de Puebla, lo fueron los Fuertes de Loreto y Guadalupe, hoy, testigos mudos, convertidos en museos.
Zaragoza comandaba inicialmente a 7,000 combatientes y los cronistas escribieron que el apoyo llegó de muchos lados y unos cien mil nativos acabaron con la corona militar francesa. Es oportuno señalar que entre quienes secundaron, en el mando, estaban tres que llegaron a Presidentes de la República: Ignacio Comonfort, Porfirio Díaz y Juan N. Méndez.
La prolongada invasión, del 8 de diciembre de 1861 al 21 de junio de 1867, permitió consolidarse en la presidencia al ilustre oaxaqueño Benito Juárez, quien negó el perdón a Maximiliano de Habsburgo y lo fusilaron junto a los generales mexicanos Miguel Miramón y Tomás Mejía. Se puso fin a un imperio extranjero que soliviantaron los entonces conservadores con Juan N. Almonte, hijo del generalísimo José Maria Morelos y Pavón.
Los hechos se suscitaron a raíz de que el presidente Juárez declaró la suspensión del pago de la deuda a Francia. Las fuerzas napoleónicas regresaron con la derrota, no sin antes haber sentado sus reales en varias poblaciones mexicanas, donde hasta la fecha se recuerda ello, como en Los Altos de Jalisco. Juárez nos heredó la República Restaurada.
El general Zaragoza sufrió un ataque de tifo, poco después de su triunfo militar y falleció en septiembre de ese mismo año. Estuvo casado con la guapa joven Rafaela Padilla; tuvieron dos hijos y una hija. Los esposos estuvieron sepultados en el Panteón de San Fernando, en la Ciudad de México. Posteriormente fueron llevados a los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
LA DESCENDENCIA DE M. HIDALGO
Mucho sabemos de la acción emprendida la madrugada del 16 de Septiembre de 1810 en las puertas de la Parroquia de Dolores, Guanajuato. Antes de cumplir un año en sus batallas por la Independencia de México, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, fue aprehendido, procesado, fusilado y decapitado en Chihuahua, al finalizar julio de 1811.
De lo que no todos estamos enterados es que el hombre nacido en la Hacienda San Diego, Corralejo, en las afueras de Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753, fue bautizado en Cuitzeo de los Naranjos, hoy Abasolo, con los nombres de Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte y Villaseñor. Sus padres fueron Cristóbal Hidalgo y Costilla y Ana María Gallaga Mondarte. No encontré de donde el “y Villaseñor”.
La descendencia de don Miguel Hidalgo llegó hasta los choznos, correspondientes a la Quinta Generación en línea directa. La última referencia fueron tres damas que vivían, o viven, en Dolores Hidalgo: Mercedes, María Esther y Esperanza, precisamente choznas.
Hidalgo tuvo relaciones con Josefa Quintana. De esa unión nacieron dos hijas, Vicenta que murió en la pubertad y Micaela, quien contrajo matrimonio con el médico guanajuatense José Julián de Mendoza, poco después del fusilamiento del cura, en 1811.
Esa pareja procreó 8 hijos. Curioso el dato porque dos niños se llamaron Manuel y dos chiquitinas, Ignacia. Los restantes: Josefa, la primogénita, Miguel, Micaela y Francisco. Ignacia, la mayor, tuvo un hijo llamado Vicente de Mendoza Quinta, quien se casó con María Refugio Zamora Palacios y procrearon tres hijos.
José García Juárez en la obra “Monografía de Dolores Hidalgo. Cuna de la Independencia”, escribió: “Don Miguel Hidalgo como el Generalísimo Morelos, jamás se deprendió de su condición humana, ni de sus sentimientos….dejó para la posteridad una familia, de la cual en Dolores nos sentimos muy orgullosos, de admirar y reconocer”.
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